¿Fue el universo creado por la Palabra de Dios o mediante un proceso de evolución?
21-01-2011
Carlos Aracil Orts
1. Introducción
Hola Héctor, Muchas gracias por visitar mi web www.amistadencristo.com y contactarme. ¿Podrías decirme cómo encontraste mi Web y desde qué ciudad me escribes?
Como me formulas unas preguntas referentes al artículo publicado en mi web titulado “Justificación por la fe versus evolución”, primero de todo, debo aclarar que no soy el autor del citado artículo, sino el Pastor Haroldo Camacho que es quien lo firma. No obstante, como autor de esta Web y su administrador, soy el encargado de responderte, lo cual realizaré, a continuación, según mi “leal saber y entender” y con lo que Dios me inspire.
Tus reflexiones:
“Tengo una pregunta ¿Por qué dices que la teoría de la evolución intenta explicar el origen del Universo?, por ejemplo cuando dices:
«¿Fue el universo creado por decreto (fiat) o por medio de un proceso de evolución?»
y en:
«Por tanto, negar la creación por fiat y convertirla en evolución teísta, es un atentado contra el fundamento bíblico de nuestra justificación.»
Saludos.
A continuación trataré de responderte.
2. ¿En qué se diferencia la evolución teísta de la científica?
Me reconocerás que es totalmente ajeno a la ciencia actual y a sus científicos, el partir de la base de que exista un Dios creador, que haya hecho todo cuanto existe mediante un “hágase” (fiat). Ellos hacen sus hipótesis, postulados y premisas de base sin tener en cuenta en absoluto que haya un Creador, sino que, por el contrario, suponen que todo surge por azar y necesidad. Y que lo más simple, con el tiempo se convierte en complejo. De manera que de una molécula pudo llegar a formarse un organismo unicelular, y de ahí todos los tipos de vida que existen o han existido alguna vez.
La evolución teísta, sin embargo, acepta lo que afirma la ciencia, es decir la evolución de las especies, con la única salvedad que cree que Dios creó esa primera molécula que dio origen a la vida, dejando que evolucionara libremente, o, quizá, permitiendo que Él interviniese cuando lo considerase oportuno a fin de rectificar con su poder las desviaciones que pudieran surgir contrarias a su propósito; y que en un momento determinado de esta evolución interviene sólo para “injertar”, infundir o insuflar el alma o el espíritu en un par de animales, macho y hembra, que vendría a ser la primera pareja humana sobre la Tierra, lo que el libro del Génesis narra como Adán y Eva.
3. La hipótesis evolucionista se opone frontalmente a la Biblia
Tanto la evolución científica como la teísta adolecen de los mismos inconvenientes, porque se oponen frontalmente a la autenticidad de la inspiración de la Sagradas Escrituras, en lo que se refiere al origen de la vida en la Tierra, el pecado y la muerte, negando radicalmente la literalidad del relato de la creación que aparece en el primer libro de la Santa Biblia, el Génesis. El capítulo uno de este libro relata con claridad que Dios creó todos los seres vivos de los reinos vegetal y animal según su “género” o su “especie”, directamente como vida compleja perfectamente terminada (Génesis 1:11,12; 1:20-27).
Génesis 1:11,12: “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. (12) Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.”
Génesis 1:20-27: “Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. (21) Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. (22) Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. (23) Y fue la tarde y la mañana el día quinto. (24) Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. (25) E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. (26) Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. (27) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
La evolución, tanto la científica como la teísta, requiere miles de millones de años para la transformación de la vida elemental en vida compleja, lo que exige una mutación inteligente de las especies expandiéndose en multitud de formas y organismos que alcanzan su perfección funcional basándose en una selección natural, que viene dada por la supervivencia de la especie más apta para la vida; lo que ello supone partir de un estado primitivo de imperfección que evoluciona, por medio de ciclos de nacimiento y muerte de los organismos previos para que nazcan otros más aventajados.
Esta filosofía contradice frontalmente la doctrina que se desprende de la Palabra de Dios de que el hombre y la mujer fueron creados perfectos a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26,27), y, además, directamente por Él, mediante una creación especial, no por evolución de especies existentes, sino formados con la palabra de su poder. La primera pareja no hubiera conocido el sufrimiento y la muerte si no hubiera pecado desobedeciendo a Dios. Luego el origen de la muerte es el pecado, la rebelión de la primera pareja humana contra Dios. Así lo confirma el apóstol San Pablo en sus epístolas a los Romanos y a los Corintios (Romanos 5:12; 1ª Corintios 15:21,22) .
Romanos 5:12: Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
1ª Corintios 15:21,22: Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
¿Por qué razón los creyentes hemos de preferir la hipótesis evolucionista, aunque sea la teísta, a la creación directa de Dios mediante un “hágase”? ¿Qué ventajas conlleva?
A mi modo de ver, la única ventaja consiste en que nos pondríamos en armonía con lo que afirma el “mundo”. Estaríamos, entonces, a favor del espíritu de este planeta, y en cambio, en desacuerdo con el Espíritu de Dios que afirma lo contrario. La evolución implica siempre una obra imperfecta, no terminada. Si la primera pareja humana, no era perfecta, hecha a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26,27), se infiere que su evolución continuaba, su estado estaba inacabado, y Él no podría pedirles una obediencia perfecta. Y si la muerte existió desde que hubo vida en la Tierra, ¿qué sentido tiene que Dios les condenase a una muerte que ya padecían y que ya sufrían todas las especies? Nuestra guía nunca puede ser las hipótesis evolucionistas más o menos científicas sino la Palabra de Dios. ¿Qué dice la Palabra?
Salmo 33:6-9: Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. 7 El junta como montón las aguas del mar; El pone en depósitos los abismos. 8 Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes del mundo. 9 Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.
Salmo 19:1-4: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;
Nehemías 9:6: Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
Isaías 45:12,13,18: Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. 13 Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos. […] 18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.
Marcos 10:5,6: Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; 6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
4. Conclusión
No me imagino a un Dios todopoderoso creando todos los astros y planetas del universo, y a sus criaturas celestiales, “…todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.” (Salmo 33:6), y en el planeta Tierra hacer una excepción, creando una sola molécula y diseñándola para que fuese capaz de transformarse en vida compleja vegetal y animal. Es totalmente absurdo. La evolución no es más que el recurso humano para explicar lo que no se puede comprender desde la sola razón. Sin embargo, Dios no necesita de la evolución para crear vida perfecta desde el principio. ¿Por qué se iba Dios a valer de la evolución para crear vida en la Tierra?
Por otro lado, si negamos que “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Romanos 5:12), estamos negando la necesidad del sacrificio expiatorio de Cristo, el postrer Adán (1ª Corintios 15:45). “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1ª Corintios 15:21,22). Esta es la lógica de la salvación en Cristo. En Adán se nos imputa a todos, la culpa y condenación, que no merecemos directamente, pero sí por el pecado que cometimos más tarde cuando elegimos hacer el mal en lugar del bien. Y cuando nos aferramos a Cristo se nos imputa su justicia con la que somos justificados, o sea perdonados y salvos para vida eterna (Romanos 3:24;5:1).
Un fuerte abrazo en Cristo
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Carlos Aracil Orts
Referencias bibliográficas
*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas frecuentemente empleadas:
Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)