¿Cuál es el poder que el cristiano recibe junto con el Espíritu Santo?

Versión 03-07-2014

Carlos Aracil Orts

1. Introducción

Estimado hermano Rey Sebastián, te agradezco las tres siguientes e interesantes preguntas que me formulas:

¿En qué y con qué base bíblica se puede diferenciar el poder del Espíritu Santo del solo haber recibido el mismo?

¿Cuando uno recibe el Espíritu Santo, lo recibe sin el poder que su divinidad le confiere?

¿No dijo Jesucristo que recibiríamos poder al recibir el Espíritu Santo?

(Sebastián)

Creo que gracias a Dios aún puedo contestarte, aunque estoy casi seguro que si lees detenidamente los siguientes artículos tú mismo encontrarás las respuestas a tus anteriores cuestiones:

¿Hablar en lenguas extrañas es señal de tener el Espiritu Santo?

¿Se hacen sanaciones milagrosas por imposición de manos hoy día?

¿Imparte dones sobrenaturales el Espíritu Santo hoy día?

¿Cuándo recibe un cristiano el Espíritu Santo?

Miscelánea

No obstante, aunque brevemente, voy a tratar de responder aquí a tus preguntas:

2. ¿En qué y con qué base bíblica se puede diferenciar el poder del Espíritu Santo del solo haber recibido el mismo?

Primero de todo debemos convenir en la esencia de nuestra fe cristiana: Jesucristo es Dios, el Padre es Dios y el Espíritu Santo es Dios, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios, y tres Personas distintas. Si no estamos de acuerdo en esto, que es fundamental, difícilmente llegaremos a ninguna concordia en otros aspectos menos sustanciales. Pero aquí no voy a hablar de la Santísima Trinidad sino solo de la tercera Persona que conocemos como el Espíritu Santo y de lo que Él significa para el cristiano. No obstante, si no tuviéramos acuerdo en lo citado anteriormente, recomendaría leer los siguientes artículos sobre la Doctrina de la Trinidad:

¿Es Jesucristo Dios-Hombre a la vez?

1. Comentarios a ¿Es Jesucristo Dios-Hombre a la vez?

2. Comentarios a ¿Es Jesucristo Dios-Hombre a la vez?

Argumentos para creer en la Trinidad

Respuesta a cinco argumentos antitrinitarios

Si Cristo es Dios ¿cómo pudo morir?

¿Por qué solo Jesucristo, Dios y Hombre, puede salvar?

¿Ignoraba Jesucristo la fecha del fin del mundo?

¿Podía Cristo haber pecado?

No debemos confundir el Espíritu Santo con los dones sobrenaturales o naturales que Él puede dar. Cuando ejercemos fe en Cristo, como Salvador, Dios nos da el nuevo nacimiento mediante el Espíritu Santo y Su Palabra (Juan 3:3,5; Hechos 16:30-32; Romanos 10:9-10,17; Santiago 1:18,21; etc.). Y a partir del milagro del nuevo nacimiento, se cumple la promesa de que el Espíritu Santo morará en el creyente; de ahí en adelante, el cristiano es guiado por el Espíritu Santo que habita en él (Hechos 2:38,39; Romanos 8:9,13-17; 1ª Corintios 3: 16; 6:19-20; 2ª Cor. 6:16; Efesios 1:13-14).

Hechos 2:38-39: Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. (39) Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Romanos 8:9,1-17: Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. […] (13) porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. (14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (15) Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (16) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (17) Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

1 Corintios 3:16: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Efesios 1:13-14: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, (14) que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Desde el mismo momento del nuevo nacimiento o regeneración el cristiano, que es fiel y obediente a la Palabra de Dios, recibe poder para no pecar, y para hacer la voluntad de Dios, y crece diariamente en santidad al perseverar en la obediencia y en las buenas obras, por el poder del Espíritu Santo que mora en él.

Por tanto, nadie puede llamarse cristiano si no mora en él Espíritu Santo (Romanos 8:9). Todo cristiano verdadero, pues, ha sido bautizado con el Espíritu Santo de la promesa (Hechos 2:38,39, Efesios 1:13-14). “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, (5) así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (6) De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; (7) o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; (8) el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Romanos 12:4-8).

3. ¿Cuando uno recibe el Espíritu Santo, lo recibe sin el poder que su divinidad le confiere? ¿No dijo Jesucristo que recibiríamos poder al recibir el Espíritu Santo?

Como hemos visto arriba, Jesucristo envía el Espíritu Santo sobre todo creyente sincero para que sea renacido, more en él, le guie a toda la verdad y le dé poder sobre el pecado y el diablo. Esto es todo y lo único que necesita todo cristiano para salvarse, pero además “el mismo Espíritu” reparte “a cada uno en particular como Él quiere” (1ª Corintios 12:11) los dones espirituales” para edificación de la Iglesia. Pero mejor leamos el contexto para comprender mejor los que nos dice el apóstol Pablo:

1 Corintios 12:1-31: No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. (2) Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. (3) Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. (4) Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. (5) Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. (6) Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. (7) Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. (8) Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; (9) a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. (10) A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. (11) Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. (12) Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. (13) Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. (14) Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. (15) Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? (16) Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? (17) Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? (18) Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. (19) Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? (20) Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. (21) Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. (22) Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; (23) y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. (24) Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, (25) para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. (26) De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. (27) Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. (28) Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. (29) ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? (30) ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? (31) Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.

Ciertamente Jesucristo prometió a sus discípulos que recibirían “poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). En el día de Pentecostés del año de la muerte y resurrección de Cristo (año 30 de nuestra era), Cristo desde Su trono de gloria en el Cielo, cumpliendo su promesa, envía el Espíritu Santo sobre todos sus apóstoles, pero es el Espíritu Santo el que les proporciona diversos dones sobrenaturales como el poder hablar en lenguas, sanidad, etc. (Hechos 2:4) como él quiere y a quien quiere.

Hechos 1:8: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Hechos 2:4: Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Sostengo que estos dones sobrenaturales fueron dados por el Espíritu Santo exclusivamente a los apóstoles, y a los discípulos a los que ellos imponían las manos para este fin, por el poder del Espíritu Santo conferido solo a éstos. Por tanto, la siguiente promesa de Jesús que se encuentra en el Evangelio de Marcos (16:16-18), se cumplió completamente con los apóstoles y cristianos, a fin de consolidar y edificar la Iglesia primitiva, de manera que cuando este objetivo se consumó, y murieron las generaciones de cristianos, que habían recibido esos dones, Dios ya no se prodigó en este método sino solo el de la predicación de Su Palabra con la fuerza y poder del Espíritu Santo, pero sin manifestaciones milagrosas o prodigiosas.

Marcos 16:16-18: El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. (17) Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; (18) tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

Lo cual no quiere decir que Dios no obre milagros hoy día, lo que ocurre que no lo hace tan espectacularmente, pues Él no quiere que nuestra fe esté basada en hechos prodigiosos, pues el diablo es capaz de imitarlos de tal forma que parecen verdaderos milagros: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. (15) Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).

Ahora, es indiferente imponer las manos a nadie con objeto de sanarle o con el fin de transmitirle o adquirir determinado don milagroso como el de lenguas o de sanación. Lo único válido ante Dios es la sinceridad de la oración de petición del justo, que será contestada no siempre en forma inmediata, sino a lo largo del tiempo, según designios misteriosos de Dios, pues Él solo conoce a cada persona y su futuro, y por tanto sabe lo que más conviene a cada uno. Es un pecado tratar de imponer a Dios que obre milagrosamente a nuestra voluntad, como si Él fuera un objeto al que se le puede manipular.

Santiago 5:13-15: ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. (14) ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. (15) Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

Lo que Dios nos asegura es el perdón de todos nuestros pecados y nuestra salvación eterna, pero no necesariamente la sanación de todas nuestras enfermedades sino que Él en Su misericordia nos dará el poder para vencer al mal allí donde se encuentre.

4. Conclusión.

En cuanto a tu primera pregunta –“¿En qué y con qué base bíblica se puede diferenciar el poder del Espíritu Santo del solo haber recibido el mismo?”– , es indudable que el Espíritu Santo es Dios y no es un poder sino que Él da el poder de vencer al mal por medio de Su Gracia y sus dones espirituales, “repartiendo a cada uno en particular como Él quiere” (Romanos 12:4-8); 1ª Corintios 12:11). Otra cosa es el poder sobrenatural de hacer milagros que solo fue dado por el Espíritu Santo a la Iglesia primitiva, a los que Él quiso.

Romanos 12:4-8: Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, (5) así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (6) De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; (7) o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; (8) el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

1 Corintios 12:11: Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Respecto de tu siguiente pregunta –“¿Cuando uno recibe el Espíritu Santo, lo recibe sin el poder que su divinidad le confiere?”–, El Espíritu Santo nos da junto al don de Sí Mismo, el poder de vencer al mal, morando en nosotros y guiándonos a toda la verdad, testificando a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:14-17). ¿Acaso es poco este poder que nos hace salvos para vida eterna? Claro que nos gustaría a todos tener también el poder de hacer milagros, pero eso es solo prerrogativa de Dios, y fue prometido a la Iglesia naciente para que pudiera testificar con señales y prodigios para de esta forma consolidarse y expandir el Evangelio a todo el mundo entonces conocido. Ahora, que disponemos de toda la Revelación, Dios quiere que le sigamos solo por fe, a través de la Palabra y no por vista, no por hechos sobrenaturales. Pero ¿no hace Dios milagros continuamente cuando una persona es regenerada, dándole la vida en el Espíritu?

Por último, a tu tercera pregunta –“¿No dijo Jesucristo que recibiríamos poder al recibir el Espíritu Santo?”–, Todos cuando recibimos el Espíritu Santo recibimos poder, pero los apóstoles recibieron además un poder sobrenatural que les capacitaba para sanar y hablar en lenguas, etc, a fin de que sus señales prodigiosas hablasen de forma evidente de que todo procedía de Dios, pero una vez consolidada la Iglesia, y teniendo la Revelación completa de la Palabra de Dios, con el Antiguo y Nuevo Testamento, Dios requiere que nuestra fe no esté basada en hechos prodigiosos que pueden fácilmente ser suplantados y falsificados por el diablo, y que nos fiemos y vivamos solo por fe en su palabra escrita y en Su Palabra Encarnada que es el Verbo de Dios.

Creo haber respondido a tus tres interesantes preguntas con lo que antecede, pero, en cualquier caso quedo a tu disposición para lo que pueda servirte.

Carlos Aracil Orts

www.amistadencristo.com


Referencias bibliográficas

*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

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