¿Habló el espíritu de Samuel a Saúl a través de la pitonisa de Endor?
Versión: 29-12-2016
Carlos Aracil Orts
1. Introducción*
Estimada hermana Cecilia, me alegro que me haya contactado, y le agradezco su comentario y consulta siguientes:
“Bueno, estoy tratando de tener un debate con las personas de un sitio web que se llama ‘Mi espada es la Biblia’ en FB, pero ellos me indican que el autor del [libro de] Samuel indica «y Samuel dijo» que afirma que la Biblia es inspirada por el Espíritu Santo; mi pregunta es: ¿quién está correcto ustedes o ellos en cuanto a este versículo [que] yo todavía no comprendo? Gracias. Bendiciones.
Aunque en el breve párrafo que me ha escrito no me informa del capítulo y del versículo y si se trata del primer o segundo libro de Samuel, intuyo que usted se está refiriendo al versículo 15 del capítulo 28 del primer libro de Samuel. Mi intuitiva deducción se fundamenta en que, al enviarme su correo a través de la página de contacto de www.amistadencristo.com, el servidor de la misma me proporcionó el dato importante de que usted, en su visita a mi web, había estado leyendo o, al menos, viendo el artículo titulado El Rey Saúl con la pitonisa de Endor.
Esta información es lo que me permite comprender su pregunta, y a partir de ahí trataré de responderla. No obstante, todavía necesitamos clarificar el tema de su debate que mantuvo en “Facebook”, pues en su escueto escrito apenas se vislumbra. Leamos primero el texto citado del libro de 1ª Samuel (28:15,16):
1 Samuel 28:15-16: Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. (16) Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?
Para saber qué es lo que usted no entiende de esa pequeña porción del versículo 15 –“Y Samuel dijo a Saúl:”– es imprescindible conocer el contexto, es decir, el episodio o historia que se relata en este capítulo 28 del primer libro de Samuel. Veámoslo aunque a grandes rasgos:
El primer rey de Israel fue Saúl, el cual fue ungido por el profeta Samuel, para este cargo, siguiendo las instrucciones de Dios (1 S. 10:1). Sin embargo, Saúl en el desarrollo de la misión que Dios le encargó no obra con justicia, y le desobedece, entonces, es informado por Samuel de que Dios le ha rechazado: “Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel. (27) Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó. (28) Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú” (1 Samuel 15:26-28). Luego, Dios ordena a Samuel que unja a David para que fuera rey de Israel (1 S. 16:1,13). Pero Saúl no cede el poder a David, sino que se aferra a su reinado e intenta destruir a David.
Los conflictos y problemas se multiplican para Saúl, que ya no tiene la bendición de Dios, y los filisteos amenazan con invadir Israel (1 S. 28:4-6). Como “Ya Samuel había muerto” (1 S. 28:3), Saúl no tiene a ningún representante de Dios para consultarle cómo debe proceder para defenderse de los filisteos. Y como también fracasa en su intento de comunicarse directamente con Dios (1 S. 28:6), porque había sido reprobado por Él, decide, desesperadamente, desobedeciendo una vez más las órdenes de Dios, recurrir a una mujer que tenía espíritu de adivinación, a fin de consultarle cómo debía proceder con los filisteos. Saúl pide concretamente a la pitonisa: “Hazme venir a Samuel” (1 S. 28:11), es decir, un acto de nigromancia expresamente prohibido por Dios (Lv. 19:31; 20:27; Dt. 18:10-12; Is. 8:19-21).
La cuestión que me plantea mi amable consultante es si se trata realmente del espíritu de Samuel el que habla a través de la pitonisa de Endor, como defienden los del grupo en la que ella debatía, o por el contrario, se trata de un espíritu demoniaco, con el que tiene comunicación la mujer, y que pretende engañar a Saúl, haciéndose pasar por Samuel, como intenté demostrar en el artículo de mi web antes citado.
Es importante que, ahora, leamos los textos donde se insertan los pasajes claves de este relato bíblico tan interesante:
1 Samuel 28:3-20: Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos. (4) Se juntaron, pues, los filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa. (5) Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera. Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera. (6) Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. (7) Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación. (8) Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere. (9) Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir? (10) Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto. (11) La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. (12) Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: (13) ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. (14) Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. (15) Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. (16) Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo? (17) Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David. (18) Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. (19) Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos. (20) Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
A continuación, en el cuerpo de este estudio bíblico trataré de responder a su consulta.
2. ¿Fue realmente el espíritu de Samuel el que habló a Saúl a través de la pitonisa de Endor?
Primero de todo, debemos establecer claramente el contexto en que se produce la entrevista de Saúl con la mujer que tenía “espíritu de adivinación”: “Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos” (1 Samuel 28:3).
Del análisis imparcial del relato de la entrevista del rey Saúl con una mujer que tenía espíritu de adivinación, cabe deducir, al menos, tres interpretaciones:
Primera hipótesis interpretativa: La mujer de Endor podría ser una farsante que aparenta tener el espíritu de Samuel que habla a través de ella, a fin de vengarse del rey Saúl, por las persecuciones de que fue objeto.
La mujer con espíritu de adivinación de Endor puede ser una farsante, que le sigue el “juego” a Saúl, haciéndole creer que el espíritu de Samuel habla a través de ella, para de esta manera satisfacer la petición expresa del rey Saúl de “Hazme venir a Samuel” (1 S. 28:11 úp.). Por eso, esta mujer, por temor y para no contrariar al rey, accede a hacer su supuesto trabajo de médium. Y el autor de esta historia, inspirado por el Espíritu Santo nos relata: “Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: (13) ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra” (1 S. 28:12-13).
Nótese que lo primero que la mujer ve es a Samuel, pero solo en su mente, y, en esa ocasión, se lo calla, es decir, no describe lo que ha visto. Sin embargo, el escritor conoce por el Espíritu Santo que la mujer cree haber visto aparecer en su mente a Samuel (v.12). Lógica y naturalmente, como Samuel había muerto, solo podía recibir una imagen mental de Samuel, que difícilmente podría ser su espíritu, a no ser que fuera una imagen materializada del mismo, pues los espíritus son seres desencarnados y por tanto invisibles.
Sin embargo, en este momento la mujer no declara a Saúl que ha visto a Samuel –o sea una imagen mental del mismo–, sino que muestra su terror y sorpresa al descubrir que su interlocutor era ni más ni menos que el Rey Saúl, perseguidor implacable de los que tenían el mismo oficio que la mujer, el cual había cortado de Israel a los evocadores y a los adivinos (1 S. 28:3,9); de ahí su exclamación de temor y de reproche, por haber sido engañada por el rey. Y cuando Saúl le pregunta: “¿Qué has visto?… la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra” (1 S. 28:12-13).
Ahora, cabe hacerse algunas preguntas, como, por ejemplo: ¿quiénes eran esos dioses que subían de la tierra? ¿Eran espíritus de muertos o espíritus de demonios, o solo una imaginación de su mente calenturienta? ¿Cómo podía la adivinadora saber que estaba viendo a Samuel, sino fue capaz de descubrir a Saúl, en aquel hombre que se presentó ante ella disfrazado? ¿Acaso ella había conocido o visto a Samuel, en alguna ocasión, mientras él vivía? Y aunque así hubiera sido, ¿sería posible reconocerle después de muerto, si lo único que podía ver es su espíritu? Quizá fuera posible que el espíritu se hiciera visible en su mente de alguna manera; Pero ella debería tener el poder de evocar los espíritus, es decir, el poder de encontrarlo allí donde estuviera y atraerlo con su mente, y hacerle hablar a través de ella; y cuando Saúl le pide que lo describa, ella lo hace así: “Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel” (1 S. 28:12,14).
En primer lugar, un espíritu no es anciano ni joven, ni se cubre con un manto, porque es inmaterial e invisible. En segundo lugar, observemos que la mujer no afirma expresamente que se trate realmente del espíritu de Samuel; lo que ella le dijo primeramente a Saúl fue: “He visto dioses que suben de la tierra” (1 S. 28:13 úp). Es el propio Saúl el que da por supuesto que lo que la adivinadora ha visto mentalmente es a Samuel; así lo confirma el relato bíblico, cuando sigue diciendo que “Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia” (1 S. 28:14).
Ante todas estas aparentes contradicciones de la mujer, en esta hipótesis, y a ojos de un agnóstico o escéptico, que no cree en espíritus de muertos, ni en ángeles ni demonios, simplemente se trataría de un subterfugio de la mujer que se inventa, no solo lo de “los dioses que suben de la tierra”, sino también lo de que ha visto a Samuel; y todo ello con el fin de tratar de complacer a Saúl y de esta manera evitar que él tome represalias contra ella.
Hasta aquí la primera interpretación de los textos de 1 Samuel 28:3-20. Pero antes de seguir con las siguientes interpretaciones, es conveniente que hagamos algunas reflexiones sobre los “poderes de las tinieblas” o de lo que conocemos como fenómenos ocultistas.
La Palabra de Dios nos advierte contra los peligros del ocultismo en todas sus manifestaciones, para que evitemos caer bajo la influencia de cualquiera de ellas.
Sin embargo, los que creemos que la Biblia ha sido inspirada por Dios, sabemos que este relato, de 1 Samuel 28:3-20, es verdadero, y, por tanto, histórico. Además, es un hecho que, desde el inicio de la humanidad, ha existido el fenómeno ocultista con sus múltiples manifestaciones. Desde entonces hasta el día de hoy y hasta el fin de este mundo existirán los poderes de las tinieblas que, por ser tantos y actuar de forma tan variada y diversa, sería, en este breve espacio, difícil de enumerarlos todos. Por eso vamos a limitarnos a citar solo aquellos de los cuales nos previenen las Sagradas Escrituras, como, por ejemplo, agoreros, sortílegos, hechiceros, encantadores, adivinos, magos, evocadores de espíritus de muertos o quienes consultan a los muertos, o espiritistas, etc., sobre los cuales, en el Antiguo Testamento, se nos previene de lo peligroso que puede suponer entrar en algún tipo de relación con ellos (ver Dt. 18:10-12; cf. Lv. 19:31; 20:27; Is. 819-21).
Deuteronomio 18:10-12: No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, (11) ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. (12) Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.
También en el Nuevo Testamento se nos advierte contra estos poderes ocultos, y, además, se nos enseña cómo vencerlos: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. (12) Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:11-12).
Estas “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”, contra las que nos previene el apóstol Pablo, se van adaptando astuta y sutilmente a cada época de la historia de la humanidad, buscando formas con las que mejor disfrazarse para así poder engañar a más gente. Algunos todavía imaginan al diablo y sus demonios como seres terroríficos que llevan cuernos y rabos, y que, por tanto, serían fáciles de desenmascarar, y que incluso creen que sus actos tendrán una manifiesta maldad, que todo el mundo será espantado por la misma, lo que los identificará fácilmente como “criaturas del averno”.
Sin embargo, esto no es así, pues se nos advierte: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14,15). También el apóstol Juan nos dice que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19); “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).
En la actualidad proliferan los astrólogos, videntes, curanderos, etc., que pretenden solucionar muchos de los males, tanto físicos como psíquicos, que sufre nuestra sociedad, pero cuyo poder nunca reconocerán que procede del diablo y sus demonios, porque si así lo hicieran se les disminuiría notablemente su negocio. No olvidemos que el poder de las “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” es real, pero experimentarlo es colocarse bajo su influencia y esto es siempre muy peligroso, porque estos seres espirituales malignos siempre pretenden hacernos daño y esclavizarnos. Ellos tratarán de cazarnos proporcionándonos algún bienestar o sanación pasajera, para que cuando aumente su poder sobre nuestra vida entonces redoblarán, lo más que puedan, los males a los que seamos más vulnerables.
Hoy en día se ha puesto de moda un tipo de sanación, por imposición de manos, que se denomina “reiki”, y que pretenden hacernos creer que consiste en canalizar una serie de “energías celestes” que son capaces de realizar una función sanadora física e incluso psíquica, porque dicha “energía”, según los defensores de esta práctica, también proporciona algún tipo de paz mental. En mi opinión, estas “energías” no son otra cosa que la acción de las “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Por tanto, no nos dejemos engañar, recordemos los consejos del apóstol Pablo de “Vestíos de toda la armadura de Dios, para estar firmes contra las asechanzas del diablo”; y también las advertencias del apóstol Pedro: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Es también mi deber advertir al lector de cierto tipo de meditaciones, tipo budistas o hinduistas o a semejanza de las que practican los integrantes de ciertas sectas como los rosacruces o de «Un Curso de Milagros», porque pueden arrastrarnos a recibir las citadas influencias demoniacas que actúan desde las regiones celestes. Insisto en que debemos creer que el peligro es real y que existe, para evitar caer en él. Consideremos también los siguientes textos de advertencia:
2 Tesalonicenses 2:7-10: Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. (8) Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; (9) inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, (10) y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Pero notemos que solo podemos estar seguros de no ser engañados si nos vestimos con toda la armadura de Dios: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, (15) y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (16) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (17) Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (18) orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:14-18)
Segunda hipótesis interpretativa: El espíritu de Samuel es realmente el que habla a través de la adivinadora de Endor. Pero, como veremos a lo largo de este estudio, esto es imposible.
En esta segunda hipótesis, interpretaríamos que todo este relato, inspirado por el Espíritu Santo al escritor humano, se ajusta literalmente a los hechos descritos. Es decir, la mujer tiene realmente espíritu de adivinación (1 S. 28:7,8), y es completamente capaz, por poseer dicho espíritu, de satisfacer la petición que Saúl le hace: “Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere” (1 S. 28:8). Aunque, primeramente, la adivinadora no fue capaz de adivinar la identidad del rey Saúl, que se había disfrazado previamente para no ser reconocido cuando se dirigió a ella (1 S. 28:9-13). Leamos los textos correspondientes:
1ª Samuel 28:9-13: Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir? (10) Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto.(11) La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. (12) Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: (13) ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. (14) El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. (15) Y Samuel dijo a Saúl:…
Ante esta hipótesis, de que realmente la mujer de Endor era una auténtica pitonisa, es decir, una mujer con un verdadero espíritu de adivinación, debemos suponer que ella no supo adivinar la identidad del personaje que se dirigió a ella, porque todavía no había entrado en trance o bien ejercido sus facultades adivinatorias o evocadoras de espíritus de muertos. Sin embargo, cuando Saúl le concreta su petición –“Hazme venir a Samuel–, ocurren dos eventos en su mente. En el primero, y de forma inmediata la mujer ve mentalmente a Samuel, pero no llega a expresarlo de viva voz; y en segundo término queda horrorizada al reconocer que, el que se ha dirigido a ella, es el propio rey Saúl, –del que ella tenía gran temor, porque él había perseguido y “cortado de la tierra de Israel a los evocadores y a los adivinos” (1 S. 28:9)–, y “clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: (13) ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl” (1 S. 28:12-13).
A continuación, como nos va relatando el escritor sagrado, después que Saúl logra tranquilizarla, la adivinadora va describiendo en voz alta lo que ve: “He visto dioses que suben de la tierra” (1 S. 28:13 úp). Y se establece un primer diálogo entre la mujer y Saúl: Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia” (1 S. 28:14).
Notemos ahora, que no es el autor del libro de Samuel el que identifica las visiones mentales de la mujer, sino que es ella misma la que las describe como “dioses que suben de la tierra”, y que tienen la forma de “Un hombre anciano…, cubierto de un manto”; y es el propio Saúl el que da por supuesto que esta última descripción se corresponde con Samuel: “Saúl entonces entendió que era Samuel”. Esto es importante dejarlo bien sentado, porque acto seguido ya no es la mujer la que habla, pues aunque la voz salga de su propia boca –ya sea con su mismo timbre y sonido o con otro distinto, imitando el de otra persona, lo que el texto no especifica–, el narrador sagrado afirma: “Y Samuel dijo a Saúl” (1 S. 28:15pp).
Es decir, a partir de ese momento ya no habla la mujer, porque el control de la mente de la pitonisa es tomado por un espíritu que supuestamente es el de Samuel. Y la única prueba que aportan los defensores de esta interpretación es que el autor inspirado, por el Espíritu Santo, lo ha identificado con Samuel, y, por eso, concluyen que no hay más que discutir. Sin embargo, esta deducción es errónea porque el Espíritu Santo solo se ha limitado a revelar al autor lo que la mujer creía o pensaba haber visto en su mente en ese momento, pero de ninguna manera el Espíritu Santo respalda la creencia de la mujer, de que ella esté viendo realmente al espíritu de Samuel. Ni el escritor inspirado ni Dios se definen sobre si es verdadera o falsa la visión de la mujer, se limitan a dar fe, como de un notario se tratara, de lo que ha visto la mujer en su mente. La interpretación del relato es reservada para los estudiosos de la Palabra de Dios, que deberán evaluar y cotejar todos los textos citados con criterios hermenéuticos adecuados, comparando con el resto de la Sagrada Escritura. Quizá los que defienden esto a capa y espada hubieran preferido para más claridad que el escritor inspirado expresara: “Y el supuestamente espíritu de Samuel dijo a Saúl”.
Una clave importante está en explicar o en comprender los textos siguientes: “La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. (12) Y viendo la mujer a Samuel…” (1 S. 28:11, 12). ¿Cómo pudo adivinar el autor sagrado que la imagen mental que tenía en mente la mujer era la de Samuel? Es decir, ¿cómo pudo saber él que la imagen que ella pensaba estar viendo era realmente la de Samuel? Solo el Espíritu Santo se lo pudo desvelar al escritor de este primer libro de Samuel. Pero el Espíritu Santo no inspira a este autor sagrado que la mujer está viendo realmente a Samuel, sino que se limita a transmitirle lo que la mujer pensó que había pasado por su cabeza, con independencia de a quien corresponda esa imagen mental. O sea, Dios revela al autor lo que cree estar viendo la mujer en su mente, pero lo que piensa o cree ver la adivinadora, el que se ajuste o no a la realidad o verdad de los hechos, no es algo respaldado por el Espíritu Santo; pues, en este caso, el Espíritu Santo se limita a revelar al escritor el pensamiento de la mujer, pero sin juzgar, ni definirse, si esa imagen que ve la mujer en su mente se corresponde con la verdad de los hechos; simplemente Dios se circunscribe a informar al autor de lo que cree estar viendo la mujer en su mente. Pero ahora corresponde al lector estudioso e inspirado comprender y discernir la realidad de lo que realmente ocurrió, y para ello debe tener en cuenta no solo estos textos sino el sentir general de toda la Sagrada Escritura.
Como comprobamos en lo que antecede, la primera interpretación corresponde a aquellos que niegan la existencia de espíritus y demonios y de personas que sean capaces de comunicarse con ellos. Y que lo que realizan los adivinadores, magos, hechiceros, evocadores o los que consultan a los muertos se trata de, simplemente, fraudes, porque no creen que existan tales seres, y que en el supuesto de que existieran no sería posible entrar en contacto con ellos.
La segunda interpretación comete varios errores, como ya se ha señalado arriba; pero el principal de ellos es creer, en primer lugar, que los espíritus de los muertos sobreviven a la muerte, teniendo vida autónoma y consciente en sí mismos; y en segundo lugar, mantienen que estos espíritus de muertos son capaces de comunicarse con los vivos, y no solo eso sino que pueden ser evocados o llamados mentalmente por personas que tienen esa capacidad. A las personas que lo consiguen se les denomina médiums, porque son el medio por el cual se manifiesta el espíritu del muerto, que de alguna forma toma posesión de la persona y puede también hablar a través de ella.
Sin embargo, esta interpretación es absolutamente falsa: “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. (6) También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:5-6). Esto desmonta totalmente las interpretaciones de los que mantienen que el espíritu que vio la adivinadora de Endor es el de Samuel; porque sencilla y simplemente los muertos o sus espíritus, en el supuesto de que tengan vida autónoma y consciente fuera del cuerpo, “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Ecl. 9:6 úp).
Más adelante en este estudio bíblico aportaré más argumentos bíblicos que prueban que estos espíritus, que son capaces de comunicarse con los seres humanos e incluso de poseerlos, son los ángeles caídos, es decir, Satanás y sus demonios. Continuemos, pues, con la tercera y última interpretación.
Tercera hipótesis interpretativa: El espíritu que habla a través de la pitonisa de Endor es un espíritu de demonio que toma la apariencia de Samuel, a fin de engañar a la mujer y también al rey Saúl.
El espíritu de adivinación que tenía la mujer es un espíritu inmundo, como los que Jesús hacía salir del cuerpo de los endemoniados (véase, por ejemplo, Mr. 1:23-27); o, también, como el espíritu de adivinación que poseía a la muchacha de Filipos, que el apóstol Pablo mandó que saliera de ella (Hch. 16:16-18). Veamos los textos citados:
Marcos 1:23-27: Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, (24) diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. (25) Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! (26) Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. (27) Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Hechos 16:16-18: Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. (17) Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. (18) Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
La adivinadora de Endor cree realmente ver, en la imagen mental que le transmite el espíritu maligno con el que se comunica, a una imagen de Samuel; de ahí que ella piensa estar viendo mentalmente a Samuel (1 S. 28:12); este pensamiento, al que solo puede acceder Dios, es el que el Espíritu Santo informa al escritor del libro de Samuel, que de otra manera le habría sido imposible narrar este episodio. Por eso, el autor sagrado, cuya misión no es desenmascarar o discernir si se trata del verdadero Samuel o de un falso Samuel, sino que debe limitarse estrictamente a narrar fidedignamente lo que le ha sido transmitido por el Espíritu Santo, y esta información que recibe el escritor consiste en que la mujer cree haber visto en su mente una imagen de Samuel, la que el espíritu maligno ha querido grabar en su mente, convenciéndola de que se trata del espíritu de Samuel.
Sin embargo, notemos que en ninguna parte de este episodio, la mujer nunca verbaliza, es decir, dice en voz alta, que está viendo a Samuel, sino que es el propio rey, que cuando la mujer le describe que ve “un hombre anciano…cubierto de un manto, Saúl entonces entendió que era Samuel…” (1 S. 28:14); o sea, identificó como algo real y verdadero lo que solo era una incompleta y escasa descripción de la visión mental de la mujer; por lo que él mismo consumó el engaño del diablo. Comprobemos que a partir de este momento es el espíritu maligno el que toma control de la mente de la mujer y empieza a hablar a través de ella: “Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?” (1 S. 28:15). En los siguientes textos de este episodio, podemos entender mejor el diálogo que se produce entre el falso espíritu de Samuel y Saúl:
1ª Samuel 28:15-20: Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. (16) Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo? (17) Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David. (18) Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. (19) Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos. (20) Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
Y ahora podemos comprender mejor por qué el supuesto Samuel se dirige a Saúl en términos tan duros, sin tener en cuenta que Dios había rechazado totalmente a Saúl y negado todo tipo de comunicación: “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (1 S. 28:6). ¿Cómo podía esperar Saúl, si Dios se había apartado de él, que Samuel contradijera a Dios, comunicándose con él? Pues Saúl era muy consciente de ello, como así lo declaró: “…Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer” (1 S. 28:15 úp). Saúl con su consulta –a la mujer de Endor, que tenía espíritu de adivinación– demuestra su absoluta desesperación, pues sabe perfectamente que todo esto está condenado por Dios, y con ello consuma su total perdición, porque se entrega totalmente en manos del diablo, quien goza viéndole sufrir, se ensaña con él, recordándole a través del falso espíritu de Samuel: “Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David. (18) Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy” (1 S. 28:17-18).
Pero, el diablo, que “ha sido homicida desde el principio”, que “habla mentira… y es padre de mentira” (Jn. 8:44), también dice algunas verdades –aunque siempre mezcladas con mentiras–, pues si siempre mintiese nadie le creería. Él, que es muy inteligente, y, además, gobierna los poderes de las tinieblas y todas las conspiraciones del mal en la Tierra, sabe bien que Saúl, desechado por Dios, no puede vencer a los filisteos; por ello hace las siguientes predicciones:
1ª Samuel 28:19-20: Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos. (20) Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
Lo que le dijo el diablo, o el falso espíritu de Samuel a Saúl –usando como médium a la mujer de Endor– fue una predicción demoledora, porque: “Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel…” (1 S. 28:20). Reconozcamos que esta forma de proceder no es la de un hombre de Dios, ni por supuesto la de Dios. Es propia de los demonios o espíritus malignos que se complacen en el sufrimiento y destrucción de los seres humanos.
La derrota de Saúl por los filisteos era fácilmente predecible, pero la forma como le fue anunciada, vaticinándole que, en el campo de batalla, no solo iba a morir el propio Saúl, sino también todos sus hijos fue muy cruel y, al condicionar su estado de ánimo, determinó en gran manera parte de lo que sucedió. Pero realmente la verdadera causa del fracaso y destrucción de Saúl se explica en los siguientes textos:
1 Crónicas 10:13-14: Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, (14) y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.
Ciertamente, gran parte de la predicción del falso espíritu de Samuel se cumplió, aunque no en todos sus términos, como, por ejemplo, cuando dijo: “mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos” (1 S. 28:19). Leamos lo que realmente ocurrió con Saúl y sus hijos según nos relata la Biblia:
1 Samuel 31:1-7: Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa. (2) Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. (3) Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos. (4) Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. (5) Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. (6) Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. (7) Y los de Israel que eran del otro lado del valle, y del otro lado del Jordán, viendo que Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían sido muertos, dejaron las ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas.
El día en que ocurrió la batalla en que Saúl murió no parece que fuese al día siguiente de esta consulta, que él sostuvo con el falso espíritu de Samuel, entre otras cosas, porque Saúl necesitó seguramente de unos días para reponerse y recobrar fuerzas para enfrentarse con los filisteos. También es falso que Saúl y sus hijos, después de que murieran, irían a reunirse tanto con el falso como con el verdadero espíritu de Samuel; “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. (6) También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:5-6). Otra posible contradicción del falso espíritu de Samuel es que en esta ocasión no murieron todos los hijos de Saúl, sino solo tres de ellos, pues tenía un cuarto hijo, llamado Is-boset, que fue asesinado después de la muerte de Saúl (2 S. 4:7,8).
3. Conclusión
Por todo lo que antecede, podemos concluir que se equivocan los que interpretan que el espíritu que habló a través de la pitonisa de Endor era verdaderamente el de Samuel, pues los muertos “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:6 úp); y menos aún se podrían consultar –en el supuesto que se pudiese acceder a ellos– por personas médiums o similares, que están desobedeciendo los claros mandamientos de Dios. Los seres humanos solo podemos acceder a los espíritus malignos, es decir, al diablo y a sus demonios, siempre y cuando nos expongamos a sus campos de influencia y nos apartemos de la protección de Dios y Su Palabra; pero entonces ya sería demasiado tarde, porque serán estos espíritus los que controlen nuestra vida y nos esclavicen.
Por tanto, solo podemos estar seguros de no ser engañados si nos vestimos con toda la armadura de Dios: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, (15) y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (16) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (17) Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; (18) orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:14-18)
Es importante para no dejarnos engañar por los espíritus malignos –el diablo y sus demonios, es decir, “los ángeles que pecaron” (2 P. 2:4) y que “no guardaron su dignidad” (Judas 6)– que, primero, creamos que existen; segundo que nuestro “adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P. 5:8). Y tercero, que son capaces de comunicarse y de habitar en aquellos seres humanos –hasta, incluso, llegar a controlar totalmente sus mentes– que se lo permiten, o que por ignorancia, atrevimiento o malicia se exponen a su influencia.
Aunque son muy variados los ambientes o las esferas donde puede sobrevenir una relación, normalmente no deseada, con algunos espíritus de demonios, las más peligrosas son las que describo a continuación:
Por ejemplo, existe mucho peligro en las sesiones espiritistas, donde algunas personas se reúnen alrededor de una que tiene la facultad de ser médium, –es decir, una persona que ya ha tenido una relación con estos espíritus, que suele estar poseída o bien haber hecho transacciones voluntarias con dichos espíritus, a fin de obtener poder y notoriedad o algún tipo de beneficios materiales–. Esta persona médium es la que atrae o llama a los demonios, que, naturalmente, nunca se presentan como tales, sino disfrazándose de supuestos espíritus de antepasados muertos, de conocidos o familiares de los que asisten a estas reuniones, o aparentando ser espíritus de personas famosas que murieron, no importa en qué época.
La “ouija” no es otra cosa que una variante de estas sesiones de espiritismo, pero en este caso, se hacen las invocaciones a través de este instrumento, pero es igualmente muy peligroso, pues implica también invocar a las “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12 úp).
Pero existen variadísimas formas que son usadas por los demonios para influir nefastamente sobre los que, por ignorancia, o a sabiendas, entran de alguna manera en su radio de acción. Como no podríamos enumerar todos los instrumentos que usan el diablo y sus demonios, necesariamente solo me podré referir a algunos de los mismos. Como, por ejemplo, algunos curanderos, sanadores, hechiceros, etc., que imponen las manos sobre las personas que van a consultarles, invocando que los espíritus actúen sobre las mismas para así supuestamente sanarlas de algún mal ya sea físico o psíquico, pueden influir y afectar muy negativamente a esas personas que se exponen a sus influencias. Pues sus males o enfermedades, aunque puedan mejorar momentáneamente, a la larga empeorarán; eso si no son también poseídas o influenciadas perniciosamente por algún espíritu, en su vida cotidiana.
Como dije anteriormente, los que practican “reiki” –los hay que han obtenido el título de maestros de reiki, y se dedican a transmitir este “arte” que no se sabe bien en que universidad se aprende o se enseña– dicen ser canales por los que fluye una indefinida energía cósmica, que es también supuestamente capaz de sanar diversas enfermedades e incluso dar cierta paz de espíritu. ¿Qué fuerzas hay detrás de esta pseudo e increíble energía que lo cura todo? Sin quizá saberlo estas personas están bajo la influencia de los espíritus malignos, y a su vez exponen a otras personas, que se dejan imponer sus manos, al poder de las fuerzas del ocultismo, cuyo objetivo consiste en finalmente hacer sufrir a los seres humanos y llevarles a la separación de Dios y a la perdición de la vida eterna.
A continuación desarrollo, de forma más amplia, los tres argumentos esenciales, que de alguna manera ya se han presentado en el cuerpo de este artículo, por los que sería totalmente imposible que el espíritu que habló a través de la adivinadora de Endor fuera el de Samuel:
Primer argumento: Dios había prohibido toda práctica nigromante u ocultista.
Dios había prohibido a su pueblo terminantemente, bajo pena de muerte, cualquier adivinación, evocación o consulta a los espíritus de los muertos, “Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Dt. 18:12). Comprobémoslo:
Levítico 19:31: No os volváis a los encantadores ni a los adivinos;(T) no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.
Levítico 20:26-27: Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. (27) Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.
Deuteronomio 18:10-12: No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, (11) ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. (12) Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.
Isaías 8:19-20: Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? (20) ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
Además, siguiendo este mandato de Dios, “Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos” (1 S. 28:3).
Segundo argumento: Dios había prohibido expresamente que ni Samuel ni profeta alguno atendiera las consultas de Saúl.
En el caso de que se tratara del espíritu de Samuel que realmente sobrevivió a la muerte ¿cómo explicar que un profeta de Dios obedezca a la evocación de una mujer con espíritu de adivinación, si estaba terminantemente prohibido por Dios?
Por otro lado, recordemos que, debido a la apostasía de Saúl, Dios le había rechazado, y cuando “consultó Saúl a Jehová…Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (1 S. 28:6). Además, el propio rey reconoció que Dios se había apartado de él (1 S. 28:15-16) y que no habría ningún profeta que accediera a responder a su consultar, porque Dios no lo hubiera permitido.
1 Samuel 28:15-16: Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. (16) Entonces Samuel dijo:..
Es decir, ni Samuel, porque ya estaba muerto, ni ningún otro profeta tenía permiso de Dios para responder en Su nombre las peticiones de Saúl; ¿cómo, pues, iba, el espíritu de Samuel, si esto fuera posible, contradecir y desobedecer las claras y tajantes ordenes de Dios, de comunicarse con Saúl de alguna manera?
Como es evidente, todo esto nos lleva a un gran absurdo, pues, al parecer, el espíritu de Samuel, es decir, una vez muerto, sería más infiel a Dios que cuando vivía en el cuerpo como profeta de Dios, porque desobedeciendo a Dios atendía a la llamada de la pitonisa, para acudir diligentemente a dar consuelo a Saúl, aunque realmente, no le dio ninguna esperanza, porque le pronosticó: “mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos” (1 S. 28:19). Saúl se suicidó en el campo de batalla echándose sobre su propia espada (S. 31:4). Ahora debemos preguntarnos ¿Iría Saúl –un hombre malvado, que no respetó las leyes de Dios, y que además se suicidó– al Cielo a encontrarse con el espíritu de Samuel, donde supuestamente debía estar?
Argumento 3: el concepto de “muerte” en la Biblia hace imposible que el espíritu de Samuel, –y por extensión el de cualquier ser humano– pueda haber trascendido o sobrevivido a la muerte.
En primer lugar, es necesario saber el concepto de “muerte” en la Biblia; pues contrariamente a lo que la popular religión cristiana ha enseñado, el alma o el espíritu de la persona que muere no tiene vida inmortal, es decir, no tiene ningún tipo de vida consciente. La Palabra de Dios designa “estar muerto” como “estar dormido”, para transmitirnos la imagen del estado de inconsciencia total que tienen los muertos. Si atendiéramos a esta clara enseñanza bíblica no habrían sido tantos engañados por los espíritus malignos que se hacen pasar por los espíritus de los muertos. Tampoco cabrían dudas sobre el espíritu que habló a través de la adivinadora de Endor. Existen muchos textos en la Biblia que lo prueban, como por ejemplo, los siguientes:
Antiguo Testamento:
Gn. 47:30; Dt. 31:16; 2 S. 7:12; 1 R. 1:21; 2:10; 11:21,43; 14:31; 15:8….Job. 7:21; etc., etc. Veamos solo unos cuantos:
Génesis 47:30: Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices.
Deuteronomio 31:16: Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;
2 Samuel 7:12: Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
1 Reyes 1:21: De otra manera sucederá que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables. Mateo 9:24-26 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. (25) Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. (26) Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Etc.
Nuevo Testamento
Mt. 9:24-26; Mr. 5:39: Lc. 8:52; Jn. 11:11; Hch. 7:60; 13:36; 1 Co. 11:30; 15:6,18,20,51; 1 Tes. 4:13-15; etc., etc.
Mateo 9:24-26: les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. (25) Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. (26) Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Juan 11:11-14: Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. (12) Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. (13) Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. (14) Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;
Hechos 2:29-35: Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. (30) Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,(F) (31) viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. (32) A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. (33) Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. (34) Porque David no subió a los cielos; […]
Etc.
Notemos que el rey “David murió y fue sepultado”; pero “David no subió a los cielos” (Hch. 2:29,34). Por lo tanto, no hay ningún tipo de vida después de la muerte hasta la resurrección de los muertos, en el día de la segunda venida de Cristo. Pero sigamos viendo más ejemplos de cómo la muerte es representada como un sueño en la Biblia, para significarnos que hay total inconsciencia después de la muerte.
Hechos 7:59-60: Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. (60) Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Hechos 13:36: Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.
1 Corintios 15:6: Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.
1 Corintios 15:18: Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
1 Corintios 15:20: Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
1 Corintios 15:51-56: He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, (52) en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.(K) (53) Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (54) Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.(L) (55) ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?(M) (56) ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
1 Tesalonicenses 4:13-18: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (14) Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. (15) Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. (16) Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. (17) Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (18) Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Por lo tanto, “si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. (18) Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. (19) Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. (20) Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Corintios 15:17-20).
El apóstol Pablo nos revela que si Cristo no hubiera muerto y resucitado, no existiría esperanza alguna para la vida eterna de ninguna criatura humana; lo que demuestra la falsedad de la popular doctrina filosófica-cristiana, de que el alma o espíritu del ser humano es inmortal, y que sobrevive a la muerte de forma consciente, con independencia del cuerpo material. Sin embargo, la realidad que nos revela la Palabra de Dios, que se deduce de que “si Cristo no resucitó…entonces también los que durmieron en Cristo perecieron” (1 Co. 15:17,18), es que no existe vida después de la muerte sin que haya habido previa resurrección de los muertos.
La mayoría de los cristianos que creen en la inmortalidad del alma o que el espíritu vive de forma consciente después de la muerte, se equivocan al interpretar los textos citados de 1 Samuel 28, porque creen que el espíritu de Samuel vivía y podía hablar; pero es imposible que eso ocurriese; primero, porque estaba muerto; aunque este es el argumento fundamental, ya hemos visto que existen más argumentos que prueban el error de interpretar de que fue el espíritu de Samuel el que habló a través de la adivinadora de Endor.
¿Comprendemos ahora por qué el espíritu de Samuel no podía hablar por medio de la mujer de Endor, porque sencilla y simplemente, él dormía el sueño inconsciente de la muerte, es decir, estaba muerto, para todos los efectos?
Quedo a su disposición en lo que esté en mi mano ayudarle.
Afectuosamente en Cristo.
Carlos Aracil Orts
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Referencias bibliográficas
* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.
Abreviaturas:
AT = Antiguo Testamento
NT = Nuevo Testamento
Las abreviaturas de los libros de la Biblia se corresponden con las establecidas en las biblias Reina-Valera, 1960.