¿Peca el cristiano cuando no se congrega en el día domingo?

¿Está el cristiano obligado a guardar el domingo?

Versión: 03-01-2014

1. Introducción*

Estimado hermano José, muchas gracias por contactarme. Le agradezco que me formule las siguientes preguntas:

“¿Guardar el día domingo es un mandamiento de Dios en el Nuevo Pacto? ¿Está el cristiano obligado a guardar el domingo?” (José)

Ciertamente, es muy oportuno que usted plantee este tema, dado que una gran parte de la cristiandad ha llegado a convertir el domingo en un día de culto y reposo religioso como si realmente fuera un precepto divino establecido en el Nuevo Pacto en Cristo. Y esto se debe a que muchas Iglesias cristianas han intentado trasladar la obligatoriedad del reposo en el día sábado del mandamiento del Sinaí al día domingo que celebran los cristianos.

En primer lugar, esto es debido a que las citadas iglesias no quieren o no pueden entender que la ley del Sinaí fue dictada por Dios exclusivamente para los judíos, es decir, el pueblo de Israel, y especialmente el cuarto mandamiento, que es, a su vez, la señal del Pacto Antiguo entre el mencionado pueblo y Dios (Éxodo 31:13-17; Deuteronomio 5:2-3).

Deuteronomio 5:12-15 (NBJ,1998): “Guardarás el día del sábado santificándolo, como te lo ha mandado Yahvé tu Dios. (13) Seis días trabajarás y harás todas tus tareas, (14) pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva,

Éxodo 31:12-10 (NBJ,1998): Yahvé habló así a Moisés: (13) Di a los israelitas: No dejéis de guardar mis sábados, porque el sábado es una señal entre mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo soy Yahvé, el que os santifico. (14) Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en él será exterminado de en medio de su pueblo. (15) Seis días se trabajará, pero el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá. (16) Los israelitas guardarán el sábado celebrándolo de generación en generación como alianza perpetua. (17) Será una señal perpetua entre mí y los israelitas, pues en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, y el día séptimo descansó y tomó respiro. (18) Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

Antes de Moisés no existía esta ley sino únicamente la ley moral natural escrita en las conciencias de los seres humanos (Romanos 2:12-15; 5:13; Gálatas 3:19). Ningún gentil tuvo nunca la obligación de cumplir con el cuarto mandamiento que ordena reposar de todo trabajo secular, de acuerdo a un reglamento minucioso, que prohibía, además de trabajar (Éxodo 35:2,3), cocinar, llevar cargas, encender fuego, viajar, etc., bajo pena de muerte.

Éxodo 35:2-3 (NBJ,1998): Durante seis días se trabajará, pero el día séptimo será sagrado para vosotros, día de descanso completo en honor de Yahvé. Cualquiera que trabaje en ese día, morirá. (3) En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en día de sábado.»

Aunque esta ley, en lo que respecta a sus otros nueve mandamientos, fue siempre un buen ejemplo o modelo moral para todos los gentiles, porque pudo servir para avivar muchas conciencias dormidas, embrutecidas o cauterizadas, pero ellos siempre dependieron de sus conciencias, pues la ley de los judíos no les concernía en absoluto.

En segundo lugar, el cuarto mandamiento de observar el reposo en el día sábado  (desde puesta del sol del viernes hasta puesta del sol del sábado) fue abolido totalmente con el Nuevo Pacto en Cristo, porque era sombra y figura de lo que había de venir, que es Cristo (Efesios 2:15;Colosenses 2:16-17; Gálatas 4:9-11; Hebreos 7:18; 8:13), es decir, Cristo es el verdadero reposo de todo cristiano, porque por la fe entramos en el reposo: “Pero los que hemos creído [en la buena nueva-Hebreos 4:1-2] entramos en el reposo,” (Hebreos 4:3).

En el cuerpo de este estudio bíblico veremos cómo las iglesias cristianas, en general, han ido convirtiendo la celebración dominical cristiana en un precepto semejante al del cuarto mandamiento de la ley del Sinaí (Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15) que prohibía hacer cualquier tipo de obra secular en día sábado.

2. Algunas iglesias cristianas tratan de convertir la celebración dominical cristiana en un precepto semejante al reposo sabático de la ley del Sinaí.

Imperceptible y sutilmente el cristianismo ha ido trasladando la obligatoriedad y algunas características del reposo en día sábado, del cuarto mandamiento de la ley del Sinaí (Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15), al día domingo, en el que la mayoría de los cristianos suelen conmemorar la muerte y resurrección de Cristo, mediante la Cena del Señor, al tiempo de celebrar las asambleas semanales como iglesias.

De los textos presentados arriba, que corresponden a dos versiones del mismo mandamiento, elegimos transcribir solo la versión registrada en el libro de Deuteronomio (5:12-15), por ser, quizá, la versión menos conocida o citada:

Deuteronomio 5:12-15 (R-V, 1960): Guardarás el día de reposo* para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. (13) Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; (14) mas el séptimo día es reposo* a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. (15) Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo*.

Marcos 2:27-28 (R-V, 1960): También les dijo: El día de reposo* fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo*. (28) Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo*.

Nótese que esta versión de la Biblia (Reina-Valera, 1960) –y también otras muchas, generalmente “evangélicas”–, presenta o sitúa un asterisco al final de cada palabra “reposo”, el cual dirige a una nota aclaratoria al pie de página que simplemente dice: “Aquí equivale a sábado”. ¿Con qué intención se tradujo la palabra hebrea o griega, según corresponda, por “día de reposo” cuando, en realidad, “equivale a sábado”?

En mi opinión, esto hubiera podido ser obviado simplemente traduciendo la palabra hebrea –shabbath/sabbat– o la griega –sábbaton– no por su significado sino directamente por el término –sábado– que procede de los citados idiomas antiguos, y que es el nombre dado en el idioma español a este día de la semana. Porque “sábado” es el nombre del séptimo día de la semana, independientemente de lo que signifique etimológicamente. Puesto que para un judío es su día de reposo religioso, pero para un cristiano no lo es necesariamente.

Por lo tanto, seguramente, al sustituir “día de sábado” por “día de reposo”, algunas traducciones no “católicas” de la Biblia han pretendido trasladar el reposo preceptivo del sábado al domingo; es decir, han intentado contribuir, de alguna manera, a que la característica fundamental que prescribe el citado cuarto mandamiento de la ley del Antiguo Testamento, que consiste en el reposo o cesación absoluta de toda obra secular, se transfiera al día domingo cristiano. De una manera sutil han tratado de que el día domingo de celebración cristiana venga a ser el sustitutivo del día de sábado veterotestamentario, en el cual era preceptivo el reposo de toda obra secular, transfiriendo el mandamiento de reposar en día de sábado al día domingo.

Sin embargo, las traducciones católicas de la Biblia no han necesitado echar mano de este subterfugio, y han llamado correctamente por su nombre –sábado– al día de reposo judío. Comparemos ahora los mismos textos citados arriba (Reina-Valera, 1960) con la traducción Católica de la Nueva Biblia de Jerusalén de 1998 (NBJ, 1998):

Deuteronomio 5:12-15 (NBJ,1998): “Guardarás el día del sábado santificándolo, como te lo ha mandado Yahvé tu Dios. (13) Seis días trabajarás y harás todas tus tareas, (14) pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el forastero que vive en tus ciudades; de modo que puedan descansar, como tú, tu siervo y tu sierva. (15) Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahvé tu Dios te manda guardar el día del sábado.

Marcos 2:27-28 (NBJ, 1998): Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. (28) De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado

Ahora quizá debemos preguntarnos por qué los Católicos no han tenido ningún reparo en llamar por su verdadero nombre –sábado– al séptimo día de la semana; y en cambio, los Protestantes han preferido camuflarlo o enmascararlo bajo “día de reposo”.

En este segundo caso –el de los Protestantes– ¿no pretenderían ellos al cambiar el nombre del día “sábado”, que solo puede designar a un día concreto que es el séptimo de la semana, por el indefinido “día de reposo”, que pudiera ser aplicable a cualquier día de la semana –a manera de comodín– y en especial al domingo, primer día de la semana, a fin de que fuera mucho más factible transferir las características del mandamiento del Antiguo Pacto, asociadas al día sábado, al día domingo, de manera que este día –el domingo– heredara el carácter preceptivo del anterior, junto con las principales características que tenía el mandamiento del Antiguo Testamento?

Aunque este intento de convertir el día domingo en un día de culto a Dios y de reposo preceptivos ha logrado tener éxito en muchas denominaciones cristianas evangélicas, debo denunciar que no está sustentado en una interpretación correcta del Nuevo Pacto en Cristo; porque el Nuevo Testamento no registra que el domingo sea un día de reposo preceptivo para los cristianos.

En cambio, la Iglesia católica, puesto que no está sujeta estrictamente al dictado de la Palabra de Dios –como están los evangélicos–, sino que se rige mayormente por su Tradición y Magisterio, no ha tenido complejo en admitir oficialmente que “El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo” (Epígrafe 2176 del Catecismo de la Iglesia Católica; la letra cursiva no está en el original). (1)

2177 La celebración dominical del Día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. «El domingo en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto» (CIC, can. 1246,1).

«Igualmente deben observarse los días de Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos» (CIC, can. 1246,1). Catecismo de la Iglesia Católica.

2180 El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: «El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa» (CIC, can. 1247). «Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde» (CIC, can. 1248,1). Catecismo de la Iglesia Católica

Evidentemente, pues, la Iglesia católica sin reparos de ningún tipo ha trasladado el precepto del reposo sabático de la Antigua Alianza al día domingo; pero, no conformándose con ello –por su autoridad magisterial– ha extendido el mandamiento no solo al día domingo sino también a determinados días festivos, que también son considerados, de igual manera que aquél, de observación religiosa obligatoria. Todo esto está comprendido en la explicación, que hace el Catecismo de la Iglesia católica, del tercer mandamiento, que corresponde al que figura en cuarto lugar en Éxodo 20:8-11 y Deuteronomio 5:12-15), debido a que la Iglesia engloba en el primer mandamiento –“No habrá para ti otros dioses delante de mí”–, el siguiente de “No te harás escultura ni imagen alguna…. No te postrarás ante ellas ni les darás culto”.

Por lo tanto, no tiene coherencia alguna que los evangélicos o protestantes, que se fundamentan en la sola Sagrada Escritura, asuman, en este caso la doctrina católica, trasladando el precepto sabático del Antiguo Pacto o Alianza al domingo, día tradicional de la celebración cristiana.

Puesto que para los cristianos bíblicos no existe precepto o mandamiento alguno para que la iglesia se reúna en un determinado día de la semana, es indiferente cuando la misma se congregue, siempre que esto se haga con una periodicidad, preferiblemente, de una, dos o más veces a la semana, y que para ello exista amplio acuerdo entre los miembros componentes de cada iglesia local.

Romanos 14:5-6: Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. (6) El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.

El Nuevo Pacto o Alianza en Cristo se caracteriza por la libertad. Él dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; (32) y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).

Gálatas 2:4-5: y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, (5) a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

Gálatas 5:1,4: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. […] (4) De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Gálatas 5:13-14: Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. (14) Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Hechos 15:5-21: Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. (6) Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. (7) Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. (8) Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; (9) y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. (10) Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? (11) Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. […] (19) Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, (20) sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. (21) Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

La tendencia humana carnal es tratar de cumplir la ley moral y de salvarse por las obras, esto conduce al legalismo, a la frustración, al sentimiento de culpabilidad y de pecado, y a la falta de amor. Pero el Evangelio nos hace saber que “…no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. (Romanos 6:14). “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gálatas 5:4). “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Gálatas 5:18). “… y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2ª Corintios 3:17).

Gálatas 3:10-13: Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. (11) Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; (12) y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. (13) Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

Los cristianos que tratan de observar el domingo como si fuese un mandamiento de la ley moral, les ocurre lo mismo que a los guardadores del reposo sabático:

2 Corintios 3:14-18 (NBJ, 1998): Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy permanece ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento, y no se levanta, pues sólo en Cristo desaparece. (15) Hasta el día de hoy, siempre que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones. (16) Y cuando se convierta al Señor, caerá el velo. (17) Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad. (18) Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.

3. ¿Guardar el día domingo es un mandamiento de Dios en el Nuevo Pacto? ¿Está el cristiano obligado a guardar el domingo?

Basado en lo que antecede, la respuesta a las dos preguntas no puede ni debe ser otra que, simplemente, no. En el Nuevo Testamento no se registra mandamiento alguno acerca de guardar u observar un determinado día de reposo a la semana para dedicarlo a Dios, en el cual esté prohibido hacer obras seculares.

Otra cosa es que, lógica y naturalmente, los seres humanos necesitamos reposar o descansar periódicamente del trabajo cotidiano que se requiere hacer para ganarse el “pan” de cada día. Ese descanso es una ley para la salud del alma –entendiendo aquí el alma como el ser entero: espíritu, alma y cuerpo (1ª Tes. 5:23). Por tanto, dedicar un día de cada siete para descansar, dejando aparcadas las tareas cotidianas, que sean plausibles de desatender, puede ser muy beneficioso para nuestra salud integral, y una ocasión para el desarrollo armonioso de esas tres dimensiones del ser humano, mediante el cultivo de una especial relación con Dios y Su Palabra y con el prójimo; esto, sin duda, es un aspecto que contempla la voluntad de Dios para la humanidad. Pero, de ninguna manera es un mandamiento cuya transgresión implique pecado o culpabilidad moral.

El significado de lo que dijo Jesús de que «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado, no es más que lo que expreso en el párrafo anterior, de que el día de descanso semanal fue diseñado especialmente por el Creador para beneficiar el equilibrio y desarrollo armonioso del ser humano.

Marcos 2:27-28 (NBJ, 1998): Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. (28) De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado

Existen muchas leyes de la salud –relacionadas con instrucciones para el buen funcionamiento de nuestro ser entero, las cuales jamás han sido promulgadas como tales–, que no pertenecen al orden moral, pero que su transgresión trae consecuencias negativas más tarde o pronto sobre las personas. No obstante, a este respecto debemos recordar que “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17). Esto significa que, si somos conscientes que al hacer u omitir alguna cosa podemos causar daño o algún tipo de perjuicio a otros o a nosotros mismos, entonces cometemos pecado, ya sea por acción u omisión.

Dios usó Su pedagogía al crear este mundo, enseñándonos con su ejemplo, las unidades del tiempo más adecuadas para la naturaleza humana, como son días de veinticuatro horas y periodos semanales que comprenden seis días de actividad y uno de descanso. Dios pudo haber creado todo, incluido este mundo en un solo instante, pero eligió un ciclo semanal para esta Creación –la de este planeta con seres humanos–, con el propósito evidente de mostramos el modelo de funcionamiento idóneo del mundo y de los seres que en él habitan (Génesis 1:1-31; 2:1-3). Él hizo nuestro mundo en seis días y el séptimo descansó, y no porque estuviera cansado, sino para enseñar a sus hijos –los seres humanos– que es bueno para la salud integral –espíritu, alma y cuerpo– descansar un día de cada siete. Pero Dios en el Nuevo Pacto no ha mantenido la ley del reposo sabático, que fue solo establecida para el Israel antiguo, pero tampoco ha mandado un día especial de culto, adoración y reunión.

Romanos 14:5-6: Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. (6) El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.

No obstante, la Iglesia cristiana primitiva se solía reunir en el primer día de la semana, llamado domingo en español o Sunday en inglés. Así parece ser por los siguientes textos de la Sagrada Escritura.

El mismo día que Jesús resucitó, se apareció a sus discípulos, que estaban reunidos en un primer día de la semana (Juan 20:19), y “ocho días después –téngase en cuenta que los judíos cuentan inclusivamente los días, por tanto se trataba del domingo siguiente–, estaban otra vez sus discípulos” reunidos, y “llegó Jesús” (Juan 20:26); también estaban reunidos en el día de Pentecostés, que siempre cae en domingo (Hec. 2:1). Otros textos que prueban que en el primer día solían reunirse los cristianos primitivos son los siguientes:

Hechos 20:7-12: El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. (8) Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; (9) y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. (10) Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. (11) Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. (12) Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

1 Corintios 16:1-3: En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. (2) Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. (3) Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén.

Esto puede ser una prueba de que los primeros cristianos empezaron a reunirse el primer día de la semana como Iglesia, pero no que fuese un mandamiento para congregarse en ese día. Cada grupo de cristianos puede elegir el día de la semana que quiera para reunirse como Iglesia, pues no hay promulgado ningún precepto para ello.

Pero los cristianos no tenemos que reposar a la manera que fue establecido para el pueblo de Israel (Éxodo 20:8-11; 31:12-17; 35:1-3), porque “los que hemos creído [el Evangelio] entramos en el reposo…. (10) Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Hebreos 4:3,10).

4. Conclusión

Tenemos que saber que las leyes del Antiguo Testamento (AT) no se aplican a los cristianos. Tengamos en cuenta, vuelvo a repetir, que la ley del sábado fue dada exclusivamente para el pueblo judío. Cristo no la confirmó en absoluto, sino que por el contrario, Él fue quitando poco a poco su carácter obligatorio del reposo sabático, aunque lógicamente, como estaba bajo la ley (Gálatas 4:4-5), no podía dejar de cumplirlo. Cristo no vino a abolir la ley sino a cumplirla, y con su muerte en la cruz, el reposo sabático, quedó abolido porque era un símbolo del reposo en la salvación proporcionada por Jesús, sin las obras de la ley. Recomiendo, leer detenidamente todo el capítulo 4 de Hebreos, y Colosenses 2:14-17; Romanos 14:5-6; Gálatas 4:9-11; Efesios 2:15. En todo el NT no se puede hallar ninguna mención de la obligatoriedad del reposo, en día sábado o domingo o cualquier otro día de la semana, para los cristianos, sino que por el contrario, como se puede comprobar, hay muchos versículos que confirman que ese mandamiento no está vigente para los cristianos.

Gálatas 4:9-11: mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? (10) Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. (11) Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.

Los cristianos estamos bajo la gracia (Romanos 6:14; 3:27; Gálatas 2:16), y no bajo la ley. Lo que quiere decir, que Cristo ha cumplido la ley por mí, y ya soy libre de la ley (Romanos 7:6), lo que no quiere decir que tenga licencia para pecar o transgredirla, pero ahora soy guiado por el Espíritu Santo, mediante Su Palabra (Romanos 8:1,2), y no por la ley.

Romanos 7:6: Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

Romanos 8:1-2: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (2) Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

La ley del Sinaí no ha sido dada para los cristianos sino la ley de Cristo (Mateo 5; 2; 1ª Corintios 9:20-21), que no está en tablas de piedra sino grabada en la conciencia del cristiano (Jeremías 31:31-33), compárese con Hebreos 8:7-11, donde, Dios cumple su promesa de grabar la ley del amor en el corazón del creyente. A partir de entonces, su guía es el Espíritu Santo (Romanos 8:14).

Jesús dijo que cuando “están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:15-20). Esto quiere decir, que hace falta un mínimo de dos personas que se reúnan en nombre de Jesús, y, que lo hagan de forma periódica para que se pueda considerar que forman una iglesia, o que al menos, se reúnen como iglesia, si esa es su intención.

Mateo 18:15-20: Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. (16) Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. (17) Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. (18) De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. (19) Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. (20) Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

No obstante, los cristianos, si tenemos una iglesia cerca, que comparta o al menos respete nuestras creencias bíblicas, donde podamos reunirnos, y no hay nada que nos impida asistir no deberíamos dejar “de congregarnos”, “para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:21-25).

Hebreos 10:21-25: y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, (22) acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. (23) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. (24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; (25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Pero debe quedar claro que aquí no hay mandamiento alguno sino simplemente un buen consejo del autor del libro de Hebreos.

Por otra parte esta recomendación es muy lógica y adecuada para el crecimiento espiritual en amor a Dios y a los hermanos, porque ¿cómo podemos avanzar en santidad si no existe relación alguna con otros cristianos “para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:21-25)? No es que sea imposible, pero es mucho más difícil, pues ningún cristiano debe vivir solo para sí (Romanos 14:7). Por eso si no acudimos a una iglesia organizada basta con que dos o más creyentes cristianos nos reunamos periódicamente en nombre de Cristo para estudiar la Palabra y “para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:21-25).

Romanos 14:7-9: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. (8) Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. (9) Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

Quedo a tu entera disposición en lo que pueda servirte.

Afectuosamente en Cristo.

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

Referencias bibliográficas

*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

AP = Antiguo Pacto

NP = Nuevo Pacto

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan «parte primera, central o última del mismo».

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

DHH L 1996: Biblia Dios Habla Hoy de 1996

NBJ: Nueva Biblia de Jerusalén, 1998.

BTX: Biblia Textual

Jünemann: Sagrada Biblia-Versión de la LXX al español por Guillermo Jüneman

N-C: Sagrada Biblia- Nacar Colunga-1994

JER 2001: *Biblia de Jerusalén, 3ª Edición 2001

BLA95, BL95: Biblia Latinoamericana, 1995

LBLA: La Biblia de las Américas

BNP: La Biblia de Nuestro Pueblo

NVI 1999: Nueva Versión Internacional 1999

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

Bibliografía citada

(1) Catecismo de la Iglesia Católica. Epígrafe 2176

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