¿Es eterno el fuego del infierno?

¿Serán los malvados atormentados eternamente con fuego?

Versión: 15-08-2021

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

La doctrina cristiana, tan popular, de un infierno de fuego eterno, mediante el que serían atormentados los malvados durante la eternidad, sigue siendo objeto de discusión por parte de una minoría cada vez más importante, que niega esa interpretación, al considerarla sesgada, porque no tiene en cuenta el conjunto de la Biblia, y ha establecido su doctrina basándose en textos aislados de la misma, influida y contaminada por las filosofías paganas.

Este tema lo he tratado en muchos estudios bíblicos en esta web, desde distintos enfoques –véase la sección de Bibliografía, al final de este artículo (1)–; y hacia finales del año 2019 publiqué el libro titulado ¿Cuál es la naturaleza del ser humano?, que considero una importante aportación que dilucida el dilema del infierno, porque su enfoque es global, teniendo en cuenta toda la Biblia, y partiendo del concepto antropológico bíblico del hombre, como un ser unitario, que se desarrolla en tres dimensiones: espiritual, psíquica y corporal (1 Ts. 5:23).

1 Tesalonicenses 5:23: Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Sin embargo, la tradición cristiana, influida y contaminada por la cultura y filosofía griegas y paganas, de forma general, ha adoptado la concepción popular, que sostiene que el ser humano es un compuesto de dos partes o sustancias distintas separables, una material y física –el cuerpo– y otra totalmente opuesta –alma– que es espiritual, y que le es adjudicada la prerrogativa de ser inmortal, teniendo como fundamento solo las citadas filosofías y no la Biblia. Este error doctrinal de la mayoría del cristianismo ha arrastrado a doctrinas inconcebibles de un infierno de fuego eterno en el que las almas de los malvados, al ser inmortales serían atormentadas por una eternidad. Puesto que no existe el alma humana con independencia del cuerpo, y tampoco es inmortal, no existe tormento eterno para los malvados.

La razón por la que he vuelto a sentirme motivado a redactar un nuevo estudio bíblico sobre el infierno, es el haber visto en Youtube el vídeo titulado Ellen White, adventistas y el infierno, de Juan Manuel Vaz, que aborda de nuevo el ya muy discutido tema “Sobre la aniquilación final de los impíos” (2). He de decir que, quizá, nunca habría visto este vídeo si un amigo cristiano evangélico, que defiende a “capa y espada” la inmortalidad del alma y la eternidad del infierno de fuego, no me lo hubiera dado a conocer, enviándome un mensaje con el enlace del mismo.

El objetivo del presente estudio bíblico no es volver a incidir en los argumentos bíblicos, y citas de diversos autores eruditos, presentados en mi libro mencionado arriba, y que demostraban la falsedad de la doctrina pagana de la inmortalidad del alma, sino que solo pretendo rebatir o refutar los argumentos e interpretaciones sesgadas del autor del vídeo.

2.0. Los malvados no serán atormentados por una eternidad sino destruidos por fuego

Como decía antes, el vídeo que me envió un amigo el pasado ocho de agosto, ha sido un revulsivo para provocarme a estudiar de nuevo este tema del infierno y su supuesta eternidad, aunque yo no tengo dudas en absoluto de que finalmente los impíos serán destruidos con fuego, que no durará eternamente; sino que creo firmemente en su aniquilación o destrucción total de sus vidas, una vez que ellos vuelvan a vivir mediante la segunda resurrección (Dn. 12:2; Jn. 5:28,29; Hch. 24:15; Ap. 20:5-10), que se producirá al final del Milenio (Ap. 20:5-6). Examinemos los textos citados:

Daniel 12:2: Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.

(3) Notemos que no se habla de sus cuerpos ni de sus cadáveres, sino que Daniel se refiere a “ellos” –los individuos muertos–,“los que duermen en el polvo”. Unos –los salvos– recibirán la vida eterna, cuando sean despertados, en la resurrección del día final (véase 1 Co. 15:35-55; cf. 1 Ts. 4:13-18; Jn. 11:25; Hch. 24:15), y otros –los injustos– serán resucitados, solo para juicio y condenación (Jn. 5:28-29). Esto mismo es corroborado por Jesucristo en los siguientes versículos:

Juan 5:28-29: No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; (29) y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Obsérvese que Jesús coincide en todo con la profecía de Daniel, porque habla también de dos resurrecciones, una para vida eterna y otra para juicio o condenación; y semejantemente a Daniel, Jesús no se refirió a los cuerpos muertos, sino a los individuos muertos, porque no dijo “vendrá hora cuando todos los [cadáveres] que están en los sepulcros oirán su voz”, ya que “los que están en los sepulcros” se refiere a la totalidad del individuo, porque un cadáver no es más que materia inerte, pero representa a un individuo –con su nombre y apellidos e identidad personal– que murió. También el apóstol Pablo se refiere a que habrá dos resurrecciones:

Hechos 24:15: teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.

Conviene aquí hacer un inciso, para aclarar que la resurrección de los injustos no es realizada simultáneamente con la de los justos, sino al fin del Milenio (Ap. 20:5,6). Los siguientes textos, que presento a continuación, son los únicos, en toda la Biblia, que se refieren a cuándo serán resucitados los injustos, y se les nombra como, “El resto de los muertos [que] no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años” (Ap. 20:5). Leámoslo en su contexto:

Apocalipsis 20:4-6 (BLA95): También vi unos tronos, y sentados en ellos los que tienen poder para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por causa de las enseñanzas de Jesús y de la Palabra de Dios. Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías. (5) Esta es la primera resurrección. El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. (6) ¡Feliz y santo es el que participa en la primera resurrección! La segunda muerte ya no tiene poder sobre ellos: serán sacerdotes de Dios y de su Mesías y reinarán con él mil años.

Por otra parte, es evidente que los únicos textos explícitos que hablan de la resurrección de los muertos, que son los registrados en las primeras Epístolas de Pablo a los Corintios (15:35-55) y a los Tesalonicenses (4:13-18), se refieren solo a la resurrección de los justos. Y esto último se deduce porque solo ellos han de ser transformados en incorruptibles a la semejanza de Cristo, y que se corresponden con los que serán arrebatados al encuentro de nuestro Señor, viniendo en gloria. No cabe duda, pues, que estos justos –resucitados en el día de la venida gloriosa de Cristo se corresponden con los que habla Apocalipsis 20:4, que “Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías. (5) Esta es la primera resurrección”. Esta idea es confirmada cuando se refiere a ellos como incluidos en “la primera resurrección” (v. 20:5), y que por ello son considerados “bienaventurados” porque “la segunda muerte ya no tiene poder sobre ellos…” (v. 20:6).

Por tanto, los que resucitarán al fin del Milenio, se corresponden a una segunda resurrección, que su único fin es que reciban el juicio condenatorio y la ejecución del mismo, mediante la segunda muerte, en el lago de fuego, como lo declaró Jesús que sucedería (Jn.5:28-29). Así se infiere lógicamente de los textos citados de Apocalipsis (20:4-6), especialmente el versículo 5: “El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años” (Ap. 20:5). Estos, pues, son los injustos resucitados al final del Milenio, que tienen como único destino final la segunda muerte (Ap.2:11; 20:6; 20:14; 21:8). (3)

Es decir, los malvados son resucitados –en la citada segunda resurrección– solo para que sean “juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”, (Ap. 20:12 pú), en el juicio de Dios ante el Gran Trono blanco; “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Ap. 20:15); “…Esta es la muerte segunda” (Ap. 20:14 pú; 21:8).

El infierno eterno es el lago de fuego, y este es la muerte segunda; la eternidad del infierno es lo mismo que la eternidad de la muerte segunda. Esta muerte es eterna porque ya nunca más, nadie que la haya recibido, volverá a vivir. El castigo del fuego eterno del infierno es como el que sufrieron “Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas” (Judas 1:5-7).

Judas 1:5-7 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. (6) Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; (7) como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

Tanto dichas ciudades como sus moradores fueron consumidos, no quedando más que ceniza. Así mismo le ocurrirá a todos los impíos de todas las épocas: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama” (Malaquías 4:1). Probable y naturalmente, cada individuo arderá más o menos tiempo, en función de su grado de maldad, pero todos ellos acabarán convirtiéndose en cenizas, destruidos completamente, para toda la eternidad.

Tanto las iglesias cristianas evangélicas como la Iglesia católica se han contaminado con los postulados paganos de la filosofía griega, que conciben al ser humano como un compuesto de una parte material, el cuerpo, que es corruptible y perecedero, y de otra parte inmaterial, el alma/espíritu, que consideran, sin pruebas de ningún tipo, que está conformada/o por las siguientes cualidades: el alma humana, pues, debería ser en sí misma, y necesariamente: 1) una entidad independiente del cuerpo, o sea separable del cuerpo, 2) que sobreviviera a la muerte, 3) que tuviera consciencia de sí misma como cualquier persona o individuo, y 4) que fuese inmortal. Ninguna de estas premisas son bíblicas, y no existen en la Biblia textos que sostengan con solvencia la inmortalidad del alma/espíritu (véase 1 Co. 15:53; 2 Ts. 1:6-10; 1 Ti. 6:16), ni de que el alma –en su concepto griego– pueda sobrevivir, o siquiera existir separada del cuerpo.

1 Corintios 15:53-54: Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (54) Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

2 Tesalonicenses 1:6-10: Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, (7) y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, (8) en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; (9) los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, (10) cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron…

1 Timoteo 6:16: [Dios es] el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.

Por el contrario, todos los pasajes bíblicos apuntan a lo opuesto, es decir, toda criatura humana es mortal, así lo confirma la Sagrada Escritura, desde el principio de la Biblia, el libro de Génesis hasta el final de la misma, en el libro de Apocalipsis. Sin pretender ser exhaustivo, comprobémoslo con unos cuantos pasajes de la Biblia:

Génesis 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

El hombre entero es el que vuelve a la tierra, “porque de ella fuiste tomado”. Dios no le está diciendo al primer hombre, “tu cuerpo o tu cadáver se convertirá en polvo y volverás a la tierra, y tu espíritu, no te preocupes, porque volverá a mí”. No hay partes en la constitución del ser humano, todo él muere, cuando le llega la hora, y es enterrado, y se convierte en polvo con el tiempo. Porque creer que los seres humanos somos “chispas” separadas o desprendidas del Espíritu de Dios, es una doctrina pagana y atea que se llama panteísmo.

Eclesiastés 3:19: Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.

Eclesiastés 9:5-6 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. (6) También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Eclesiastés 12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

Salmos 6:5: Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?

Salmos 30:9: ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

Salmos 37:22: Porque los benditos de él heredarán la tierra; Y los malditos de él serán destruidos.

Salmos 92:7: Cuando brotan los impíos como la hierba, Y florecen todos los que hacen iniquidad, Es para ser destruidos eternamente.

Salmos 104:29: Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser,

Y vuelven al polvo

Salmos 146:4: Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.

Observemos, en primer lugar, que el salmista está dirigiéndose a Dios, cuando le dice; “Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo”. Y, en segundo lugar, démonos cuenta que se refiere a las criaturas de Dios, y no dice que sean sus cadáveres los que “vuelven al polvo”, sino que, cuando Él les quita el hálito, “dejan de ser”, es decir, dejan de existir o de tener vida, porque los cuerpos sin aliento de vida, son cadáveres; no “deja de ser” solo una parte de la criatura cuando muere, sino toda ella.

Si entendemos que ese “espíritu de vida” con el que Dios creó al ser humano, forma una parte del individuo, y, cuando éste muere, esa parte vuelve a Dios, convertida en la identidad de esa persona, y en una entidad o ser consciente, llegaríamos a la incongruencia de que todos, los que han muerto y continuamente mueren, están con Dios, independientemente de si han hecho el bien o el mal cuando estaban viviendo en el cuerpo. Además estaría en abierta contradicción con el resto de la Biblia.

No cabe, pues, otra posibilidad que la de entender el espíritu, en este contexto, como el hálito o aliento que proporciona la vida al ser humano y que es común a todas las criaturas. Al igual que todos estamos formados de la misma carne y sangre, así también todos tenemos el mismo tipo de energía vital que nos da la vida.

Daniel 12:2: Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.

1 Corintios 3:16-17: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (17) Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

La vida eterna está completamente asociada a la resurrección del día postrero, como lo demuestran los siguientes textos; si no hubiera resurrección tampoco habría vida eterna:

Juan 6:39-40,44,47-48,50-51,54: Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. (40) Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. [..]. (44) Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. […] (47) De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. (48) Yo soy el pan de vida. […] (50) Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. (51) Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. […] (54) El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Juan 5:28-29: No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; (29) y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Como el ser humano no está compuesto de partes separables, cuando una persona – un alma viviente– muere, muere toda ella, porque al exhalar el aliento o hálito de vida, desaparece la vida, y deja de haber un cuerpo vivo, para convertirse en un cadáver.

1 Corintios 15:20-23: Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. (21) Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. (22) Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (23) Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

1 Corintios 15:53-54: Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (54) Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

3.0. Análisis de los argumentos bíblicos presentados en el vídeo citado.

El conferenciante, autor del vídeo, defiende que los malvados serán atormentados por fuego por una eternidad.

Se ha de reconocer a Juan Manuel Vaz, el autor de dicho vídeo, su facilidad de palabra, pero también su habilidad para confundir a las personas no avezadas en este tema escatológico del infierno, porque vierte la idea falsa de que todo el apoyo que tiene la doctrina de la mortalidad del alma y de la aniquilación eterna de los impíos después del juicio final, procede fundamentalmente de las visiones de la profetisa adventista Ellen G. White, cuando realmente no es verdad, puesto que toda la Escritura, como se ha demostrado arriba, apoya la mortalidad del alma y no la inmortalidad de la misma.

La inmortalidad es un don de Dios a todos los salvos que participarán en la primera resurrección, que se llevará a cabo, en el día de la segunda venida de Jesucristo (1 Co. 15:51-57; cf. 1 Ts. 4:13-18):

1 Corintios 15:50-52: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. (51) He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, (52) en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

1 Corintios 15:53-54: Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (54) Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

1 Tesalonicenses 4:13-18: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (14) Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. (15) Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. (16) Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. (17) Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (18) Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

Por tanto, no existe un castigo de eterno tormento en el infierno para los impíos, sino que éstos recibirán el castigo de la muerte segunda en el lago de fuego (Ap. 2:11; 20:15 ;21:8). Esta muerte es eterna, como corresponde a un castigo eterno; y lo es no porque el fuego sea inextinguible, sino porque el fuego una vez haya consumido a los impíos, puesto que no tienen inmortalidad, se apagará, pero las consecuencias para los impíos serán para la eternidad, porque habrán dejado de ser para siempre.

A este respecto, el apóstol San Pablo confirma este significado del castigo eterno o infierno de fuego eterno, cuando nos dice que “los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; […] (9) sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, (10) cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos” (2 Ts. 1:8-10).

Luego, la doctrina de la destrucción por fuego de los malvados, de una forma definitiva y limitada en el tiempo, no se sustenta en lo que dice Ellen G. White, ni porque lo defiendan los adventistas, sino que se trata de una doctrina totalmente bíblica y evangélica, todo lo contrario a la doctrina de la inmortalidad del alma que defienden inconsistentemente la mayoría de los cristianos, porque se basan no en la Biblia sino en la filosofía pagana.

El conferenciante citado, para defender la doctrina del suplicio eterno de los impíos en un fuego eterno, se fundamenta en los siguientes textos: Is. 66:24; Mt. 5:22; 10:28; 13:41-42; 25:46; Mr. 9:43; 2 Ts. 1:9, que a continuación analizaré dándoles la interpretación acorde y en armonía con todo el resto de la Biblia, y no de forma sesgada como hace nuestro estimado autor del vídeo.

La idea de que Dios destina a los impíos a un castigo de fuego eterno, en el que serán atormentados por la eternidad, solo se puede concebir desde el endurecimiento del corazón humano, que no es capaz de entender que ello no sería compatible con la infinita, bondad, misericordia y amor que conforman Su carácter.

¿Cómo entender, pues, a la luz de toda la Biblia, algunos pasajes bíblicos que se refieren al fuego o castigo eterno de los malvados?

“Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre” (Isaías 66:24).

Primero, notemos lo siguiente: “Quienes aplican este versículo al castigo eterno de las almas en un infierno que arde para siempre, harían bien en observar que se habla de cadáveres, y no de almas conscientes y separadas del cuerpo, que están siendo atormentadas” (4) (CBA, T4). Esta profecía hay que interpretarla según su contexto y a la luz que nos da el NT, en especial Marcos 9:48.

Además, “debería tenerse en cuenta que el hebreo de Isaías 66:24 es poético, y que las dos frases –«su gusano nunca morirá» y «ni su fuego se apagará»– son expresiones paralelas. El significado de la segunda frase, claramente definido, sugiere pues la interpretación que debería darse a la primera” (CBA, T4). (5)

Puesto que se refiere a los cadáveres “su gusano nunca morirá”, es una figura que pretende representar a “las larvas que comen los cadáveres”. Nada que ver con las almas o espíritus humanos. Además, “Este tiempo verbal no indica necesariamente que la acción nunca será completada” (CBA T4) (6).

El fuego que “no se apagará” es del mismo tipo que el que se predice en Jeremías 17:27: […] “yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará. Se trata de un fuego que no «se apagará» porque “sencillamente nadie quiere o puede extinguir, y cuando ya ha quemado lo que puede quemarse, naturalmente se apaga” (CBA T4). (7)

Jeremías 17:27: Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo, yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.

El paralelismo de las dos expresiones –“su gusano nunca morirá» y «ni su fuego se apagará»– nos indica que el fuego se apagará cuando el gusano sea consumido completamente. Por tanto, aquí no hay eternidad, ni tormento eterno de los impíos, y no es posible torturar o atormentar a los cadáveres.

En varios pasajes de los Evangelios de San Mateo y San Marcos, se registran las dos expresiones citadas arribas, repetidas casi exactamente por Jesucristo, en relación con los que serán “echados en el infierno” (Mr. 9:43-48; cf. Mt. 5:22,29,30; 18:8-9).

Marcos 9:42-50 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. (43) Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, (44) donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (45) Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, (46) donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (47) Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, (48) donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (49) Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. (50) Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.

Mateo 5:22: Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Mateo 5:28-30 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (29) Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. (30) Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Mateo 18:8-9: Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. (9) Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.

Mateo 13:41-43: Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, (42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. (43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

Origen y significado del vocablo infierno

Procede de la palabra latina infernum (RAE) (8) o infernus, y de inferus, que tiene el sentido de inferior, por debajo (9).

“Según muchas religiones, el infierno es el lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente al Gehena del judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, y al Inframundo de las religiones paganas.” (10)

Según el Diccionario Ilustrado de la Biblia, infierno es un “termino de origen latino (infernus que significa la parte de abajo) con que se traduce la voz hebrea Seol, y las griegas Hades, Gehenna y Tartaros”. (11)

“Originariamente, la voz designaba lo que queda situado «más abajo» o «inferior» al espectador. Así pues, la palabra «Infierno» originalmente no comunicó ninguna idea de calor o tormento, sino simplemente la de un lugar «más abajo» o «inferior», de modo que su significado era muy similar al del she’ól hebreo. Es interesante que incluso en la actualidad esta palabra significa, según la misma enciclopedia, ‘lugar subterráneo en que sienta la rueda y artificio con que se mueve la máquina de la tahona.” Enciclopedia Larousse (1981, vol.5, pág.5201) (12)

La palabra geenna o gehena, que es la original griega que aparece en los Nuevos Testamentos en griego, se ha traducido, por lo general, por infierno, en la mayoría de las versiones de la Biblia, que he consultado. No obstante, otras versiones como, por ejemplo, la Latinoamericana de 1995 (BL95/BLA95), o bien las distintas revisiones de la Biblia de Jerusalén (BJ76, NBJ98, JER 2001), han preferido mantenerse fieles al término original griego transliterado. Comprobémoslo:

Marcos 9:43 (BL95): Si tu mano te está haciendo caer, córtatela; pues es mejor para ti entrar con una sola mano en la vida, que ir con las dos a la gehenna, al fuego que no se apaga.

Marcos 9:43 (NBJ): Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.

Realmente ¿en qué afecta el uso de un término u otro para que cualquier estudiante de la Biblia comprenda el significado y alcance de la doctrina del infierno/gehena?

Afecta en que, si gehena/gehenna se traduce por infierno, todos los que hablan o conocen el idioma español, saben, más o menos, lo que significa, por ser una palabra muy conocida que se asocia inmediatamente con fuego, tormento y sufrimiento, aunque el significado etimológico no se corresponda con el uso ordinario y popular que se hace de dicha palabra.

Sin embargo, si por el contrario, se elige la transliteración de la palabra del original griego, por gehena/gehenna, su concepto no es tan asequible, aunque su significado sigue siendo el mismo, pero nos remite mucho mejor a su origen, de manera que podemos comprender en profundidad su sentido real.

El Diccionario RAE recoge la palabra gehena y nos da la siguiente definición:

Del lat. tardío gehenna, y este del hebr. gē hinnōm ‘valle de H.’, topónimo maldito a causa de los ritos paganos; cf. siriaco gihannā. (13)

Más clarificadora es la nota o comentario que, la Biblia Dios Habla Hoy de 1996, inserta acerca de la palabra infierno que aparece en Marcos 9:43 y en los otros pasajes citados arriba, porque nos acaba de ilustrar de forma erudita y completa. Veámoslo :

Nota a Marcos 9.43. Infierno: gr. geenna, derivación del nombre hebreo Ge-hinom, que se daba al quemadero de basura en el valle de Hinom, cerca de Jerusalén (2 R 23.10). En el primer siglo a.C., este nombre llegó a aplicarse al lugar de castigo reservado para los malos. (14)

Las expresiones clave comunes en todos estos textos se refieren:

A) […] “al fuego que no puede ser apagado” (Mr. 9:43)
B) […] “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Mr. 9:44)

En relación con la primera parte de esta frase B, nuestro Señor Jesús, repite casi exactamente la frase registrada en Isaías 66:24. De acuerdo con el comentario anterior del profeta Isaías, nos reafirmamos que la palabra “gusano” no puede simbolizar, de ninguna manera, al espíritu humano, porque en hebreo implica o está relacionado con corrupción. (15)

«El gusano que no muere no es el símbolo de un alma que no puede morir, sino que es el símbolo de la corrupción que no puede ser purificada». En el vers. Mr. 9: 43 se presenta a «vida» en contraste con el «fuego que no puede ser apagado». En Rom. 6:23 y en muchos otros textos «vida» está en contraste con «muerte». En Juan 3:16 el contraste es entre la vida eterna y la perdición o la destrucción. Es obvio que Jesús tiene en cuenta aquí el mismo contraste. «El fuego nunca se apaga» está en aposición con «el gusano de ellos no muere», y es una expresión equivalente; además parece irrazonable que los gusanos puedan proseguir su obra en la presencia del fuego. No hay nada en la palabra «gusano», que ni aun remotamente justifique la explicación popular que hace equivaler «gusano» con «alma» (ver com. Isa. 66:24), hecho que es reconocido por casi todos los comentadores, sin importar qué piensen personalmente en cuanto al estado del hombre en la muerte. (CBA a Marcos 9:43-50) (16)

Además, en la Biblia se usa este vocablo –gusano– para designar, no al espíritu, sino al ser humano entero, para representar su humillación, nimiedad, limitación y vulnerabilidad, como, por ejemplo, en Job 25:6 e Isaías 41:14, pero en ningún caso para simbolizar eternidad, que es la cualidad opuesta.

Job 25:6: ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, Y el hijo de hombre, también gusano?

Isaías 41:14: No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.

Incluso “El Señor lo usa proféticamente, como indicación de lo hondo de su humillación en su muerte; «Mas yo soy gusano, y no hombre» (Sal. 22:6). (17). Veamos también el contexto de este hermoso Salmo mesiánico, con el uso que se le da a esta palabra:

Salmos 22:1-8: Un grito de angustia y un canto de alabanza Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? (2) Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo. (3) Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. (4) En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. (5) Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. (6) Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. (7) Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: (8) Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía.

C) […] “Ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado” (Mr. 9:45).
D) [El que increpa, insulta, etc. al hermano] […] “quedará expuesto al infierno de fuego” (Mt. 5:22; 18:9).
E) […] “Ser echado en el fuego eterno” (Mt.18:8).
F) “[Los que hacen iniquidad], “los echarán en el horno de fuego” (Mt. 13:41,42).

De todas estas frases de Jesús podemos deducir lo siguiente: “ser echado en el infierno” (Mr. 9:45) es equivalente a “ser echado en el fuego eterno” (Mt.18:8). Por tanto, el infierno consiste o es “fuego eterno”, o lo que es lo mismo “fuego que no puede ser apagado” (Mr. 9:43, 45).

El infierno, pues, es “el horno de fuego” (Mt. 13:41,42). Es donde son echados los cuerpos de los malvados: “[…] todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mt. 5.30). Esto es lo mismo que nos dice el apóstol Juan: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” (Apocalipsis 20:15). Por consiguiente, infierno, fuego eterno, horno de fuego, lago de fuego, todo se refiere, al mismo lugar donde están destinados todos los malvados.

Jesús, en todos los pasajes evangélicos mencionados arriba, se refirió a la gehena, un lugar concreto –cercano a Jerusalén– conocido por todos sus coetáneos, donde el fuego ardía continuamente, a fin de quemar la basura que se iba acumulando allí. Este fuego nunca se apagaba, mientras hubiera algo que quemar. Análogamente, “el infierno de fuego” (Mt. 5:22), “horno de fuego” (Mt. 13:42) o “lago de fuego” (Ap. 20:14,15; 21:8), “fuego que no puede ser apagado” (Mr. 9:43,45), “el fuego nunca se apaga” (Mr. 9:45,46,48), no se apagará, mientras los malvados no hayan sido todos reducidos a cenizas, como dice el profeta Malaquías, hasta no dejar “ni raíz ni rama” de ellos (Mal. 4:1). No hay eternidad en la ejecución del juicio de Dios a los malvados mediante el fuego abrasador, pues será una acción justa y proporcional a las obras malvadas que cada cual haya realizado en su vida; y correspondiente y adecuada a un Dios justo pero no cruel y vengativo que resultaría, sin duda, el tormento por la eternidad.

4. Conclusión

Observemos que al infierno de fuego/lago de fuego no serán lanzados los espíritus o almas de los malvados, sino sus personas enteras, una vez que hayan sido resucitadas, después del Milenio, en la segunda resurrección, para recibir el juicio de Dios ante el Gran Trono blanco (Ap. 20:11-15).

Apocalipsis 20:11-15: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. (12) Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. (13) Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. (14) Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. (15) Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Todos los condenados en este Juicio Final serán ejecutados para recibir la muerte segunda, mediante el lago de fuego (Ap. 2:11; 20:15; 21:8).

Apocalipsis 2:11: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

Apocalipsis 20:15: Y todo el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

Apocalipsis 21:8: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Ahora bien, puesto que los malvados no serán resucitados con cuerpos incorruptibles ni revestidos de inmortalidad, –sino que sus cuerpos serán tan materiales como los que tenían antes de morir (como, p.ej., el de Lázaro y otros muchos resucitados registrados en el Antiguo y Nuevo Testamento)–, sus cuerpos arderán “como estopa” en este lago de fuego hasta que se consuman, que “los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama” (Mal. 4:1); porque sería totalmente absurdo y sumamente cruel que Dios los resucitara con cuerpos inmortales, a fin de poder aplicarles el fuego del infierno por la eternidad. No obstante, lo inverosímil e inmisericorde que esto sería, aún existen muchos cristianos que piensan que esto va a suceder y que así lo ha diseñado y decretado el plan de nuestro Dios.

Jesucristo nos asegura que si guardamos su Palabra nunca veremos muerte; “guardar Su Palabra” consiste en hacer la voluntad de Dios, o sea, vivir de acuerdo con la fe y la guía del Espíritu Santo, que mora en todo creyente (1 co. 3:16-17; 6:19-20). Y, “nunca verá muerte”, significa que “no sufrirá daño de la segunda muerte” (Ap. 2:11).

Mateo 25:46: E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

2 Tesalonicenses 1:6-10: Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, (7) y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, (8) en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; (9) los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, (10) cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron…

Necesitamos saber, que la segunda muerte es el “castigo eterno” (Mt. 25:46), eterno en sus consecuencias, y, por tanto, definitivo, porque es “pena de eterna perdición” (2 Ts. 1:9), la cual reciben los malvados, después de ser resucitados para juicio, en la segunda resurrección, que se produce después del Milenio (Ap. 20:5-6,15).

Apocalipsis 20:4-6 (BLA95): También vi unos tronos, y sentados en ellos los que tienen poder para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por causa de las enseñanzas de Jesús y de la Palabra de Dios. Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías. (5) Esta es la primera resurrección. El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. (6) ¡Feliz y santo es el que participa en la primera resurrección! La segunda muerte ya no tiene poder sobre ellos: serán sacerdotes de Dios y de su Mesías y reinarán con él mil años.

Apocalipsis 20:15: Y todo el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

Apocalipsis 21:8: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Por tanto, el que “nunca verá muerte” es todo aquel que participa en la primera resurrección que se produce en la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, porque son transformados en cuerpos semejantes al de Cristo resucitado, y arrebatados al Cielo a reinar con Él durante el Milenio. De ahí que todo el que participa de la primera resurrección es llamado: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Ap. 20:6). Todos los que tienen, pues, parte en la primera resurrección no verán la muerte segunda.

Juan 11:25-26: Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (26) Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Jesús, pues, afirma que el creyente “aunque esté muerto, vivirá”, y “no morirá eternamente”; luego la vida eterna es un suceso que está en el futuro, y por tanto, no se produce cuando uno muere sino cuando se resucite al fin de los tiempos. La condición para no morir eternamente es creer en Jesús.

Juan 14:1-6: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. (2) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. (3) Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (4) Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. (5) Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? (6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Los salvos irán con Jesús al Paraíso cuando Él vuelva en gloria y los lleve consigo a ese Reino (1ª Tesalonicenses 4:13-18), preparado desde la fundación del mundo (Mateo 25:34).

Mateo 25:31-34: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, (32) y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. (33) Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. (34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

1 Corintios 15:53-54: Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (54) Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

1 Tesalonicenses 4:13-18: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (14) Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. (15) Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. (16) Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. (17) Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (18) Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

La vida eterna pertenece al siglo o mundo venidero, no es de esta dispensación, y es un don de Dios a los salvos, no una condición natural de la criatura.

“Y él [Jesucristo] les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, (30) que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna (Lucas 18:29-30).

Quedo a disposición del lector para lo que pueda servirle.

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortshttp://www.amistadencristo.com/images/a.gifgmail.com

Afectuosamente en Cristo

Carlos Aracil Orts

www.amistadencristo.com


Referencias bibliográficas

*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

AP = Antiguo Pacto

NP = Nuevo Pacto

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan «parte primera, central o última del mismo».

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

NBJ: Nueva Biblia de Jerusalén, 1998.

BTX: Biblia Textual

Jünemann: Sagrada Biblia-Versión de la LXX al español por Guillermo Jüneman

N-C: Sagrada Biblia- Nacar Colunga-1994

JER 2001: *Biblia de Jerusalén, 3ª Edición 2001

BLA95, BL95: Biblia Latinoamericana, 1995

BNP: La Biblia de Nuestro Pueblo

NVI 1999: Nueva Versión Internacional 1999

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

Bibliografía citada

(1) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>. Artículos relacionados con el tema en cuestión:

¿Cuál es la naturaleza del ser humano?

<Estudio 1. Sobre el estado de los muertos>

<1. Objeciones sobre el estado inconsciente de los muertos>

<2. Objeciones sobre el estado inconsciente de los muertos: El Rico y Lázaro.>

<3. Objeciones sobre el estado inconsciente de los muertos: el rey Saúl y la pitonisa de Endor>

<Cuando Jesucristo murió, ¿fue su espíritu al Hades a predicar a los espíritus encarcelados de los días de Noé?>

<¿Fue Jesús al paraíso el mismo día que murió en la cruz o fue al Hades?>

<¿Existe vida humana consciente fuera del cuerpo después de la muerte>

<¿Qué es el Infierno, el Seol o Hades y la segunda Muerte?>

<¿Los que mueren pasan a mejor vida?>

<¿Fue el espíritu de Jesús al Paraíso el día que murió en la cruz?>

<¿Quiénes son los “espíritus encarcelados”?>

<¿Es una parábola el relato de Jesús sobre el Rico y Lázaro?>

<¿Jesús mintió al buen ladrón en la cruz?>

<¿Es el alma humana inmortal?>

<Las tres dimensiones del ser humano: espíritu, alma y cuerpo>

<La verdad sobre las apariciones marianas y de espíritus de difuntos>

<¿Apoya la Biblia que hay vida consciente después de la muerte?>

<¿Viven los espíritus de los muertos en el Seol?>

<¿Existe un lugar en el fondo de la tierra de tormentos?>

<¿Están siendo torturados los malvados en el Hades?>

<¿Están los fieles muertos viviendo en el cielo?>

<¿Bajó Jesús al Hades cuando murió?>

<¿Dónde está el infierno?>

<¿Por qué se abrieron los sepulcros cuando Jesús murió?>

<¿Reinarán Cristo y sus santos un Milenio en la Tierra restaurada?>

(2) Vaz, Juan Manuel. Ellen White, adventistas y el infierno. < https://youtu.be/RveoIY-lw-8>, que aborda de nuevo el ya muy discutido tema “Sobre la aniquilación final de los impíos”.

(3) Aracil, Orts, Carlos, <https://amistadencristo.com>. ¿Cuál es la naturaleza del ser humano? (Pág. 67).

(4) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4. Publicaciones Interamericanas, 1984

(5) Ibíd.

(6) Ibíd.

(7) Ibíd.

(8) Diccionario de la Real Academia Española (RAE)

(9) Etimología de infierno – origen de la palabra (etimologia.com)

(10) INFIERNO – Definición y sinónimos de infierno en el diccionario español (educalingo.com)

(11) Nelson, Wilton M. Diccionario Ilustrado de la Biblia

(12) Enciclopedia Larousse (1981, vol.5, pág.5201) en https://es.wikipedia.org/wiki/Infierno

(13) Diccionario de la Real Academia Española (RAE)

(14) La Biblia Dios Habla Hoy de 1996. Nota o comentario a Mr. 9:43.

(15) Diccionario bíblico Caribe ps. 334-335.

(16) Comentario a Marcos 9:43, del Comentario Bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 6. Publicaciones Interamericanas, 1984

(17) Diccionario bíblico Caribe ps. 334-335

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